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China y Estados Unidos abren un capítulo de deshielo y acuerdan cumbres anuales

Estados Unidos y China han abierto un capítulo de deshielo tras siete años de tensión y han elevado al máximo nivel las relaciones bilaterales. Así lo decidieron ayer en Manila los presidentes Bill Clinton y Jiang Zemin. Este viajará a Washington en 1997, y Clinton le devolverá la visita en Pekín al año siguiente. Las cumbres estarán precedidas por el viaje a la capital china del vicepresidente norteamericano, Al Gore, durante la primera mitad del año próximo. La entrevista de ayer se produjo en la víspera de la apertura del Foro de Cooperación Económica de Asia y del Pacífico (APEC)

.El anuncio de establecer cumbres bilaterales fue el único resultado concreto del encuentro, celebrado en la sede del Banco Central de Manila y que se prolongó durante 85 minutos. Los dos estadistas abordaron un amplio abanico de temas, desde Hong Kong, Taiwan y Corea hasta la petición de ingreso de China en la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Clinton, en la primera gira oficial desde su reelección el pasado 5 de noviembre, se reunió también con el presidente surcoreano, Kim Young Sam, y con el primer ministro japonés, Ryutaro Hashimoto.

El portavoz de la Casa Blanca, Mike McCurry, subrayó al término de la entrevista entre Clinton y Jiang que lo importante en este momento es "haber dado una señal desde la dirección política" de ambos países de que una relación que "es vital y estratégica va a seguir progresando al más alto nivel". Por su parte, Shen Guofang, portavoz oficial chino, coincidió con esa apreciación al recalcar, además, que las relaciones entre China y EE UU no son sólo importantes desde el punto de vista bilateral, sino también para el mundo.

La visita de Bush

George Bush, en febrero de 1989, fue el último presidente norteamericano que viajó a Pekín. Desde entonces, las relaciones empeoraron notablemente debido al deterioro de los derechos humanos en China tras la represión del movimiento estudiantil que desembocó en los sucesos de Tiananmen en junio de ese año. También influyeron negativamente el problema de Taiwan y las fricciones comerciales.El tema de los derechos humanos fue abordado por Clinton, "como lo hace siempre, porque es muy importante y seguirá siendo una parte significativa de la agenda norteamericana", afirmó un alto funcionario de EE UU que asistió a la reunión. Recalcó, no obstante, que ese tipo de problemas no deben poner en tela de juicio el conjunto de las relaciones bilaterales. Clinton defiende ahora una política pragmática hacia Pekín y reconoce que el gigante asiático tiene un potencial demasiado considerable para que convenga aislarlo. Winston Lord, secretario de Estado adjunto para el Sur de Asia y embajador en Pekín durante los sucesos de Tiananmen, manifestó que "un diálogo regular al más alto nivel es el medio más eficaz para lograr progresos sobre todo! los problemas, incluidos el de los derechos humanos".

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En cualquier caso, Clinton rechazó la petición de Jiang para que Washington archive la resolución de la ONU que critica a China en materia de derechos humanos. Por lo que respecta al deseo chino de entrar en la OMC, el titular de la Casa Blanca dijo a su homólogo que EE UU "quiere verdaderamente que China esté en la OMC", pero que espera "una oferta china mejor en lo referente al acceso a los mercados y las reglas de la organízación".

La cuestión de Taiwan ocupó menos atención que en otras reuniones. Jiang se quejó de la venta de armas norteamericanas a la isla. Clinton dijo, por otro lado, que EE UU observará muy atentamente cómo se realiza la transición de Hong Kong, que el próximo 1 de julio pasará a soberanía china.

La incertidumbre política en la península coreana fue también objeto de examen. El presidente chino reiteró la voluntad de participar en las conversaciones cuatripartitas, junto a EE UU y las dos Coreas, para alcanzar un tratado de paz en la península coreana.

El tema fue también discutido por Clinton en su entrevista con el presidente surcoreano, Kim Young Sam. Ambos hicieron un llamamiento a Corea del Norte para que dé "pasos aceptables" encaminados a reducir la tensión en la península y no repita actos como el de la infiltración de un submarino en territorio surcoreano el pasado septiembre.

Por otra parte, Japón ha prometido a China esforzarse para no exacerbar el contencioso sobre un grupo de pequeñas islas cuya soberanía ambos reclaman. Así lo indicó el primer ministro Hashimoto durante una entrevista con Jiang. Hashimoto dijo a su interlocutor que su país no tiene intención de volver a los tiempos del militarismo.

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