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Serra confirma a Nadal para la Generalitat, pero dirigentes del PSC prefieren a Maragall

La dimisión anunciada de Pasqual Maragall como alcalde de Barcelona ha reabierto el debate sobre la candidatura socialista a la Generalitat de Cataluña. El líder del PSC, Narcís Serra, reafirmó ayer, 18 horas después de la revelación de Maragall, que Joaquim Nadal sigue siendo el candidato socialista para batirse con el nacionalista Jordi Pujol. No obstante, desde el núcleo dirigente del PSC se apuntaba ayer que este asunto no está zanjado. Dos miembros del secretariado que pidieron el anonimato dijeron que el partido apoya a Nadal aunque al mismo tiempo es consciente del superior tirón electoral de Maragall, de modo que si éste quisiera ser candidato a la Generalitat el PSC le secundaría. Serra confirmó ayer la vigencia de la candidatura de Nadal al ser preguntado sobre la posibilidad de que Maragall pudiera optar a la jefatura del Gobierno catalán en las próximas elecciones autonómicas, previstas para 1999, fecha en la que ya llevará dos años fuera del Ayuntamiento de Barcelona. "El candidato del PSC es Nadal y el partido no tiene ningún motivo para alterar esa decisión", manifestó el primer secretarlo del PSC.Fuentes de la dirección socialista opinaron, sin embargo, que si Maragall hiciese algún gesto o diese una señal que indicase su disponibilidad para disputar a Pujol la presidencia de la Generalitat en 1999 el partido debería replantearse la cuestión. Este Juicio, apostillaron los mismos medios, no se contradice con las manifestaciones de Serra ya que, abundaron, el hecho de que hoy no exista un motivo para revisar la decisión sobre la candidatura no significa que no pueda haberlo más adelante. Tirón electoral

Los dos altos dirigentes del PSC citados coincidieron en que nadie en el partido niega a Nadal su condición de candidato y líder del grupo socialista en el Parlament. Pero también subrayaron que Maragall goza de mayor tirón electoral y proyección social que Nadal; es decir, que el primero podría medirse en las urnas con Pujol con mayores posibilidades de éxito que el segundo.

El partido no va a modificar ahora su estrategia, añadieron, pero si Maragall quisiera entrar en el juego habría que replantearlo todo. "Si realmente creemos que en 1999 es posible desbancar a Pujol, entonces estamos obligados a usar nuestras mejores armas", sentenció uno de los citados ejecutivos del PSC, no sin antes subrayar que el partido debe perseguir ante todo "el éxito del proyecto colectivo, al margen de los intereses o las circunstancias personales de sus miembros".

El otro miembro del secretariado del PSC se manifestó en términos similares, pero advirtió que "esta vez el partido no esperará hasta el último día una decisión de Maragall". En 1995, Nadal fue designado candidato con apenas cuatro meses de antelación respecto a la celebración de los comicios. La causa de aquel retraso fue que el PSC estuvo aguardando hasta el último momento a que Maragall deshojase la margarita de su futuro político. Cuando el alcalde de Barcelona declinó optar a la Generalitat, el partido designó a Nadal.

Nadal se reafirmó ayer en su condición de candidato y líder parlamentario de los socialistas catalanes en declaraciones a este diario y expresó su deseo de que en mayo de 1998 el partido haya oficializado la candidatura autonómica, pero declinó hacer cualquier pronóstico de futuro.

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Inició Maragall en la noche del sábado una ronda de entrevistas con los principales dirigentes de su partido y con sus socios en el gobierno municipal de Barcelona (Iniciativa-Els Verds y los independentistas del partido de Ángel Colom y Pilar Rahola) para explicarles las razones de su renuncia. El primero de la ronda -que continuó ayer y probablemente hoy- fue Narcís Serra, quien visitó a Maragall en su domicilio particular a última hora de la tarde del sábado.

Maragall había tomado hace ya tiempo la decisión de renunciar a la alcaldía. De hecho, lo había insinuado públicamente en más de una ocasión. Pero la elección del momento y el lugar para anunciarla de forma solemne la tomó, según numerosas fuentes socialistas, el pasado fin de semana después de comprobar con disgusto el rumbo que tomaba el congreso de la federación de Barcelona del PSC, con cuyos principales dirigentes mantiene una relación tensa y difícil.

Disgusto con el 'aparato'

Maragall estaba de acuerdo en que el tándem formado por Antoni Santiburcio y Joan Ferran, primer secretario y responsable de organización del PSC barcelonés, respectivamente, siguiera dirigiendo el partido, si bien escoltados por su delfín en la alcaldía, Joan Clos, como presidente, y un hombre de la confianza de este último, Xavier Casas, en calidad de secretario de política municipal.

Con miras ya a su abdicación en Clos, Maragall quería dejarle a su sucesor un partido afín a su línea. Pero ahí se estrelló el alcalde. Maragall no sólo no logró colocar a su hermano y concejal Ernest en la nueva dirección socialista local de Barcelona, sino que ésta fue literalmente copada por el aparato, que se quedó con el 66% de los puestos de la ejecutiva, frente al 20% de los maragallistas. La votación de los nuevos cargos también hubo de disgustar a. Maragall: Ferran y Santiburcio fueron votados por el 81% y el 75% de los congresistas, respectivamente, muy por encima del 52% de Clos y del 57% de Casas.

Pero el malestar que sentía con su partido y que no se abstuvo de expresar a la hora de anunciar su retirada, no fue el único motivo que empujó a Maragall a plantar al aparato del partido en plena clausura congresual. La petición pública que el viernes le había dirigido Serra desde el mismo escenario para que repitiese como candidato a la alcaldía hizo temer a Maragall que en adelante las presiones para que no abandonase el Ayuntamiento irían en aumento hasta hacerse agobiantes si él no cortaba antes por lo sano. Y cortó.

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