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Portugal paga 227 pensiones vitalicias a políticos jubilados

Un total de 227 políticos jubilados desde el restablecimiento de la democracia en Portugal, hace 22 años, cobra ya una pensión vitalicia que, en muchos casos, compatibiliza legalmente con elevados honorarios como alto cargo en empresas privadas, bufetes de abogados o centros universitarios. Estas retribuciones vitalicias costarán a las arcas del Estado este año más de 1.000 millones de pesetas, que se distribuirán entre una larga gama de ex altos funcionarios que incluye desde presidentes de la República y primeros ministros hasta ministros, secretarios de Estado y parlamentarios.A pesar de que el coste total de esas retribuciones no supone hasta ahora una carga excesiva para el Estado, diversos observadores políticos consideran que al cabo de unos años su mantenimiento será insostenible en Portugal, país que no supera los 10 millones de habitantes. Diversos sectores de izquierda se muestran muy críticos con el amplio abanico de privilegiados que pueden alcanzar ese derecho, mientras políticos en activo justifican esos honorarios con el argumento de que el desarrollo de la actividad política les interrumpe sus ocupaciones profesionales.

Reforma socialista

A juicio de los citados observadores, la joven democracia portuguesa no podrá permitirse esos lujos a medida que vayan sucediéndose legislaturas, a pesar de la reforma aprobada el pasado mes de junio por el Gobierno socialista, que elevó de ocho a doce años el periodo mínimo de ejercicio en esas funciones para obtener tales retribuciones.El final de la década socialdemócrata de Aníbal Cavaco Silva (1985-1995) elevó considerablemente el número de políticos del PSD beneficiados por su propia ley de subvenciones vitalicias a las que no tendrían derecho tras la reciente reforma socialista.

Si se aplicase la nueva ley y tuviera efectos retroactivos, sólo el líder del sector crítico del PSD Pedro Santana Lopes, cobraría esa retribución al ostentar el récord de 14 años en la vida política, siempre con los socialdemócratas. Caso excepcional es el de Joao de Deus Pinheiro, actual comisario portugués en Bruselas a quien la legislación portuguesa permite compatibilizar ese cargo (considerado como fuera de la función pública) con su remuneración vitalicia.

La lista de los beneficiados por las jubilaciones está encabezada por los dos ex presidentes de la República, Ramalho Eanes y Mario Soares, quienes reciben un 80% del sueldo en vigor para los jefes de Estado, además de beneficiarse de un régimen especial que les facilita un automóvil oficial con gasolina y conductor, un gabinete de trabajo, una secretaria, un asesor y gastos de viajes y representación. Los dos ex presidentes reciben una pensión mensual de 645.000 escudos netos después de impuestos (aproximadamente, un 520.000 pesetas mensuales). Posteriormente se encuentran los dos ex presidentes de la Asamblea de la República que ejercieron sus funciones durante cuatro años, Vítor Crespo y Barbosa de Melo, quienes cobran alrededor de 420.000 pesetas netas.

El ex primer ministro Aníbal Cavaco Silva, único con pensión por este cargo, recibe 400.000 pesetas netas, además del sueldo director del Banco de Portugal y sus honorarios como profesor en las universidades Nova y Catolica.

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El propio Cavaco impuso en los presupuestos que ningún político jubilado pudiera percibir más sueldo que el primer ministro, a excepción de los presidentes de la República.

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