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Tribuna:LA SEGURIDAD EUROPEA
Tribuna
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Rusia y la nueva OTAN

Con motivo de la visita de Alexandr Lébed, secretario del Consejo de Seguridad Ruso, a la sede de la OTAN, el secretario general de la Alianza Atlántica analiza en estas Iíneas la nueva concepción de la seguridad europea y el papel que en ella desempeña Rusia.

Javier Solana

En la Europa actual, Rusia y la OTAN son socios naturales. La división y el enfrentamiento del pasado ha dejado de existir. Ahora, en vez de seguir unos contra otros, tenemos la oportunidad de trabajar juntos para consolidar la paz y la seguridad. La nueva y renovada OTAN va a ayudar a liderar este proceso hacia adelante.Mucha gente en Rusia se pregunta por qué la OTAN no ha seguido el mismo camino que el difunto Pacto de Varsovia. La respuesta reside en un hecho simple y democrático: porque los 16 países miembros quieren mantenerla y aprovechar los beneficios que ha dado desde su existencia. La OTAN es, al mismo tiempo un foro de consultas y coordinación de asuntos políticos y de seguridad, y una estructura que, preserva los lazos entre Europa y Norteamérica.

Estos objetivos siguen siendo válidos para países miembros, pero los medios para alcanzarlos han cambiado radicalmente. La OTAN de ahora es totalmente distinta de la del pasado. Quiero aquí describirles de qué forma.

En 1990, tendimos la mano de la amistad a todos los países del Pacto de Varsovia. Un año después, creamos el Consejo de Cooperación del Atlántico Norte (CCAN) a modo de foro en el que la OTAN y los países del antiguo Pacto de Varsovia podían discutir asuntos de seguridad común.

En 1994, invitamos a todos los países de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa a desarrollar con la OTAN y sus 16 miembros la Asociación para la Paz (APP). El objetivo de -esta cooperación es ampliar la capacidad de nuestras Fuerzas Armadas para trabajar en misiones humanitarias y de mantenimiento de la paz. Un total de 27 países, entre los que se encuentra Rusia, forma parte de un proceso creciente y dinámico de cooperación inimaginable hace unos años.

En el apartado militar, los aliados, durante este tiempo, han reducido y reconfigurado sus Fuerzas Armadas con el objetivo de desempeñar mejor sus nuevas misiones de gestión de crisis y de mantenimiento de la paz. Las fuerzas militares en Europa se han reducido sustancialmente. Los niveles de alerta de las fuerzas también han reducido sustancialmente. Los niveles de alerta de las fuerzas también han descendido de forma dramática.

Las fuerzas nucleares de la OTAN todavía se han reducido de forma más dramática, ¡más del 80%! Hemos retirado del suelo europeo todos los sistemas nucleares lanzados desde tierra, incluidos los misiles y la artillería. Los aliados consideran que el armamento nuclear que queda es suficiente para su seguridad y para promover la estabilidad tanto para la Alianza actual como en el caso de que tenga nuevos miembros. De hecho, nuestro objetivo, en línea con la mejora del clima de seguridad, es reducir todavía más las fuerzas nucleares una vez que el Tratado Start II sea ratificado.

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La OTAN de hoy es, por tanto, una OTAN transformada política, militar y estructuralmente, un reflejo del nuevo entorno de seguridad europeo que tanto ha cambiado. Pero este entorno no está al resguardo de desafíos. Por ejemplo, Bosnia.

La Fuerza de Aplicación de la Paz (Ifor), bajo mandato de la ONU, es una verdadera coalición internacional para la paz. El hecho de que tropas de la OTAN y de Rusia hayan actuado tan satisfactoriamente sobre el terreno de la Ifor es una viva demostración de que Rusia y los aliados de la OTAN tienen intereses comunes cuando se trata de trabajar a favor de la paz y la estabilidad duraderas en los Balcanes. Yo he visitado las tropas de la Ifor en Bosnia.

Ver de primera mano su alto grado de profesionalidad confirma mi convicción de que tal cooperación entre la OTAN y Rusia es, sin lugar a dudas, una profunda mina de la que sólo hemos empezado a sacar sus frutos. ¿Por qué no vamos a utilizar esta experiencia para mantener oficiales rusos de forma permanente en el Mando Supremo Aliado (Shape) y, de forma recíproca, destacar oficiales de enlace aliados al Estado Mayor ruso?

Nuestra experiencia, común en Bosnia nos ha enseñado que, en el futuro, la comunidad internacional se debe preparar para afrontar desafíos similares. Necesitamos desarrollar todavía más nuestros instrumentos de alerta, de prevención de conflictos y de gestión de crisis. Por esta razón, debemos explotar, en el mejor de los sentidos, el tremendo potencial de la Asociación para la Paz para ajustar nuestros esfuerzos a esos fines.

La APP ha puesto su énfasis en la cooperación práctica para desarrollar las capacidades de los países de la asociación y los aliados, para que puedan trabajar de forma conjunta en una amplia gama de operaciones de mantenimiento de la paz. De hecho, la operación Objetivo Común (Joint Endeavour), en Bosnia-Herzegovina, hubiese sido mucho más compleja de preparar y poner en marcha si la APP no hubiese existido.

Debemos intensificar la cooperación dentro de la APP todavía más, no sólo reflejar las lecciones de Bosnia, sino también para asegurar su eficacia como un medio para preparar las fuerzas para futuras operaciones de contingencia. La APP puede actuar como un catalizador para una "cultura común de seguridad y cooperación" en Europa, que contribuya a la estabilidad permanente a lo largo y ancho del continente.

Con el tiempo, algunos países de la asociación se convertirán en miembros plenos. La ampliación de la OTAN no se justifica por la existencia de un enemigo ni va dirigida contra nadie. De hecho, los países que persiguen unos lazos más estrechos con instituciones como la OTAN o la Unión Europea están deseosos de formar parte de la comunidad euroatlántica, a la que ellos consideran que legítimamente pertenecen.

En lo que queda de 1996 vamos a continuar nuestro diálogo exploratorio, basado en el estudio sobre la ampliación de la OTAN de 1995, con los países de la APP interesados. Este diálogo va a ayudarles a que comprendan mejor los diferentes aspectos que implica formar parte de la OTAN tal como se reflejan en ese documento. Además, les será útil en la reforma militar que llevan a cabo y permitirá a la OTAN tener una mejor apreciación de cómo cada país puede contribuir a la Alianza. Los ministros de Asuntos Exteriores definirán los futuros pasos a dar en su próxima reunión de diciembre.

Quiero subrayar que es la nueva OTAN, no la antigua la que está abriendo sus puertas a nuevos miembros. Y si prospera nuestra visión de la nueva seguridad europea, en ella debe estar Rusia. La OTAN trabaja en la búsqueda de fórmulas para sustanciar una relación nueva y permanente con Rusia. Hay una serie de propuestas imaginativas y positivas encima de la mesa, entre las que se incluye la conclusión de una "carta" formal, a través de la que se crearían mecanismos permanentes de consulta y actuación conjunta entre Rusia y la Alianza.

Uno de mis deseos más ardientes es ver una cooperación entre Rusia y la OTAN que aproveche todo este potencial todavía por explotar. Por nuestra parte, hemos planteado propuestas muy amplias para unas relaciones políticas y militares muy estrechas con Rusia. Continuaré invitando al pueblo ruso y a sus dirigentes políticos a que no dejen escapar esta oportunidad, de forma que podamos configurar conjuntamente la cooperación. La OTAN mantendrá sobre la mesa todas las propuestas. Es el momento de seguir adelante juntos.

Javier Solana es secretario general de la OTAN

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