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Tribuna
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Queridos idiotas

Antes del ver no pasado, Plinio Apuleyo, Carlos Alberto Montaner y Alvaro Vargas Llosa publicaron el libelo, pasquín o panfleto titulado Manual del perfecto idiota latinoamericano. Los españoles creíamos que íbamos a libramos de las mordaces observaciones de esos tres sudacas. ¡Quiá! Ahora publican una versión dirigida a nosotros, y digo nosotros, refiriéndome a quienes leemos EL PAÍS y escribimos en él, una de las más densas concentraciones de idiotas bienpensantes en suelo ibérico.Es cierto que alrededor de otras publicaciones y en otras familias ideológicas también se encuentran especímenes de idiota contemporáneo, que cojean del lado en el que los paisanos andamos derecho. Uno de los mejores capítulos de la referida triaca (que quiere decir "antídoto contra las mordeduras de los animales venenosos") liberal es el titulado "Qué linda es mi bandera", que deberían leer los nacionalistas de todas las tribus. El nacionalismo resulta especialmente absurdo en Latinoamérica, cuyas Repúblicas comparten lengua, razas, historia y, si se me apura, hasta religión pero son capaces de declararse la guerra por un partido de fútbol. Los autores destacan la ironía de que una filosofía importada de Europa "pata justificar el aislamiento de una nación... haya circulado tan extensamente por el mundo y se haya colado por las fronteras sin respetar aranceles mentales".

Paso de la sonrisa a la carcajada al recordar el capítulo "Somos pobres: la culpa es de ellos", que este sí que les viene al pelo a mis queridos lectores. No lo nieguen: más de una vez han pensado que los países ricos han conseguido su prosperidad a costa del Tercer Mundo; que el capitalismo sobrevive, gracias a la explotación neo-colonialista; que viviríamos todos felices y. contentos si no fuera por la avaricia y glotonería de unos. pocos especuladores.

. Cuesta entender, lo sé bien, que la vida de la especie humana en su estado natural es, como dijo el filósofo inglés Hobbes (no sé si citarlo por si no tiene cuota de pantalla) "desagradable, pobre, embrutecida y corta". La riqueza y comodidad contemporáneas, la esperanza de vida al nacer de 70 años, la educación universal, el turismo de masas, la semana de 35 horas, toda esa prosperidad que se extiende cada vez a más personas y países, es, cosa de artificio civilizado, no floración servática y pastoril. Acertó Adam Smith al escribir en 1776 su clásico estudio sobre La naturaleza y causa de la riqueza de las naciones. La pobreza, el hambre, la enfermedad, la ignorancia, la violencia es lo natural y no necesita explicación. Lo milagroso, casi, es la civilización y es lo que hay que estudiar y explicar para mantenerla y multiplicarla.Bastará un ejemplo. Desde el secuestro de la Revolución Cubana por el comunismo han venido saliendo ¿lentos de miles de cubanos a España, México, Estados Unidos. En la isla que dejaron atrás imperan las ideas naturales de defensa numantina de la etnia, reparto equitativo del producto, protección comunal, obediencia ciega al brujo, respeto supersticioso de la religión local. Resultado: se mueren de hambre, pese a que pueden comerciar con todo el mundo, menos con un país vecino.

Los exiliados que se fueron con la ropita que llevaban puesta, transplantados a tierras en las que (en unas más que en otras) se respetaba la propiedad privada, se fomentaba la iniciativa individual, se ejercían los derechos ciudadanos, han conseguido un buen pasar y en algunos casos grandes riquezas. Cuanta mayor la libertad de las tierras que les acogieron más prosperidad la de los cubanos refugiados.

Este ejemplo y otros muchos que suministra la historia, sugiere que el bienestar, la cultura, la riqueza, la salud, nacen de las instituciones libres y las costumbres democráticas.

¡Qué pensamientos sugiere una buena lectura! Y no se pierdan el Index expurgatorius de idioteces pronunciadas por nuestros líderes políticos y de opinión, desde José Borell hasta Javier Arenas, y desde Mario Camús hasta Manuel Vázquez Montalbán.

Como decía Lenin, el mejor aliado en la lucha contra el capitalismo es el idiota útil. ,

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