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OPERACIÓN GOLPE EN EL DESIERTO

EE UU lanza un nuevo ataque con misiles para reducir al mínimo la capacidadde Sadam

Antonio Caño

Un segundo ataque con misiles contra diversas posiciones en el sur de Irak dejó ayer claro que EE UU quiere aprovechar la reanudación del conflicto en ese país para debilitar al máximo la maquinaria militar de Sadam Husein y eliminar cualquier riesgo de que el presidente iraquí intente nuevas agresiones contra sus vecinos. Washington no ha descartado próximas acciones de represalia, aunque las tropas iraquíes hayan salido de los territorios kurdos que ocuparon el pasado fin de semana, y ha advertido que derribarán los aviones iraquíes que penetren en la nueva zona de exclusión aérea.

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En el segundo ataque, las fuerzas norteamericanas lanzaron 17 misiles de cruceró Tomahawk desde sus barcos en el Golfo sobre cuatro posiciones iraquíes en el sur del país. La operación tenía por objeto completar el trabajo que Estados Unidos había iniciado un día antes con el lanzamiento de 27 cohetes contra 15 objetivos diferentes, todos ellos al sur de Bagdad, lejos del territorio donde las tropas de Sadam Husein atacaron a los kurdos.En los bombardeos norteamericanos fueron destruidos o inutilizados, según fuentes del Pentágono, baterías antiaéreas, radares y otros centros de comunicación, con el propósito de dejar a los centros de decisión en Bagdad aislados de sus tropas en el sur. El presidente Bill Clinton confirmó el logro de esos objetivos y sentenció: "Misión cumplida". "La posición estratégica [de Sadam Husein] es ahora mucho peor que antes de estos ataques", señaló un Clinton que hizo notar cómo fue desde el sur del país desde donde, en 1990, Sadam Husein lanzó la invasión de Kuwait.

Al mismo tiempo, los aviones estadounidenses en la región iniciaron ayer lo que ha sido bautizado como Operaciones Vigilancia del Sur, que consiste en el patrullaje de la zona de exclusión aérea impuesta por Estados Unidos desde 50 kilómetros al sur de Bagdad hasta la frontera con Kuwait.

Un primer incidente, relativo a ese patrullaje, ocurrió ayer cuando un avión F-16 norteamericano disparó contra un radar iraquí que lo había localizado dentro del campo de acción. La iluminación del aparato iraquí podría haber precedido al disparo de proyectiles de artillería o cohetes desde tierra.

La Casa Blanca ha advertido que no tolerará amenazas contra sus aviones en la nueva zona de exclusión. El Pentágono ha asegurado que completará la labor de cegar las comunicaciones iraquíes en el sur con nuevas acciones militares si son necesarias.

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"Si queda alguna duda de que la misión ha sido cumplida, sería prudente recurrir a nuevos ataques", dijo ayer el vicejefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas norteamericanas, general Joseph Ralston.

El general Ralstón no pudo precisar si todos los objetivos atacados en los últimos días habían sido ya completamente destruidos. En sus palabras, los bombardeos han servido hasta ahora para "reducir, suficientemente" el peligro para los pilotos que patrullan la nueva zona de exclusión aérea impuesta desde ayer por Estados Unidos.

El portavoz de la Casa Blanca, Michael McCurry, aseguró que el presidente no ha tenido en cuenta los aspectos de política electoral relacionados con la actuación en Irak. McCurry respondió así a una encuesta que asegura que un 58% de nortamericanos prefiere que se encuentre Clinton y no Dole al frente del país en un momento como éste.

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