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La juez rechaza la peticion del ex novio de encarcelar a la hija de Zaragoza

Francisco Javier Cervigón, encarcelado por la desaparición de José Luis Zaragoza (el químico jubilado de Algete que falta de su domicilio, desde el 6 de octubre) seguirá en Carabanchel; y no hay ningún indicio que implique a su ex novia María Luisa, hija del químico- para decretar su prisión. Así contesta la juez Teresa Chacón a un escrito en el que Cervigón reclama su libertad y, en el caso de que le sea denegada, el encarcelamiento de María Luisa. La magistrada no otorga credibilidad a los argumentos que está empleando Cervigón para involucrar a su ex compañera en la desaparición de su padre.

La magistrada, en un auto fechado el pasado martes, imputa a Cervigón tres delitos: detención ilegal, tenencia ilícita de armas e intento de estafa. El químico, de 65 años, desapareció el día 6 de octubre del año pasado. Salió de Madrid en su coche Volvo plateado con dirección a Zaragoza. Iba de caza y con varias escopetas, pero nunca llegó a su destino. Una de esas escopetas fue hallada en un registro que la policía efectuó en el domicilio de Cervigón.La policía, en un informe que obra en el sumario, deja entrever la posibilidad de que el químico esté enterrado en algún lugar de la sierra de Gredos, en la provincia de Ávila. La familia del sospechoso posee sendos inmuebles en los municipios abulenses de Hoyos del Espino y Navarredonda de Gredos, que Cervigón solía frecuentar.

Hermenegildo Pérez Bolaños, abogado de María Luisa, ha enviado un escrito a la juez, posterior al de Cervigón, en el que se oponía a su libertad y solicitaba su inmediato procesamiento. Pérez Bolaños califica "de absurdo" el que Cervigón solicite el encarcelamiento de su ex novia si la juez no accede a dejarle a él en libertad. Además, entiende que no debe quedar en libertad porque existe un grave riesgo de fuga.

Nueva denegación

La juez instructora vuelve, pues, a denegar la libertad de Cervigón. En esta ocasión, aduce que existen indicios racionales de que intentó "cobrar un rescate [90 millones de pesetas] por la desaparición de Zaragoza, alegando", explica la juez, "que actuaba como intermediario de un grupo mafioso". Como prueba de que el químico seguía vivo, Cervigón efectuó un "montaje con una fotografía del desaparecido emitida por televisión", razona.Cervigón ha negado desde el principio estar detrás de esta desaparición. Su única defensa se basa en implicar a su ex novia, pero sin aportar pruebas. Sin embargo, contra él sí hay indicios de criminalidad, señala la juez. Antes incluso de que la policía le detuviese, Cervigón habló con el encargado de la cafetería del colegio mayor Nuestra Señora de Guadalupe, donde se alojaba esporádicamente, y le dijo: "Si te preguntan algo sobre mí, di que el día 6 de octubre, a las 10.30, estuve aquí, en tu local". Era una coartada falsa. El dueño del restaurante lo ha dicho así a la policía.

Otra prueba que imputa la juez a Cervigón es la siguiente: éste sostiene que el 6 de octubre de 1995, fecha en que se ve por última vez al químico, estuvo durante toda la mañana en la casa que María Luisa -su ex novia- le había dejado para vivir en la calle de Dulzaina. Y que cuando María Luisa, tras salir del trabajo, llegó a la vivienda, él estaba allí. "Versión contradicha enteramente por María Luisa Zaragoza", razona la juez. "Ésta tiene declarado que Cervigón llegó al domicilio sobre las tres y media de la tarde, con un arañazo en el rostro", y que ella ya estaba allí. "Llegó por la tarde, y tenía arañazos en la cara", declaró María Luisa en un careo que ambos mantuvieron ante la juez.

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"Un hacha plateada"

Otro de los indicios que apuntan a Cervigón es el siguiente: la policía efectuó un registro en la vivienda de la calle de Dulzaina y halló, según un auto anterior de la juez, "un hacha con la hoja plateada, con restos de color rojo y seis sierras de color azul". Esas manchas rojas están siendo analizadas para ver si se trata de manchas de sangre y si pertenecen al químico desaparecido desde octubre pasado.En otro registro practicado en la vivienda de la familia de Cervigón, en Hoyos del Espino (provincia de Avila), la policía encontró "un martillo con restos de manchas rojas", que también se están analizando.

Cervigón ha alegado que la escopeta del químico que la policía halló en su poder, con posterioridad a la desaparición, se la entregó a él María Luisa para que se la diese a un abogado.

"Todo lo que dice es absolutamente falso", asegura el abogado Pérez Bolaños. Este letrado ha solicitado a la juez que imponga una fianza de 120 millones a Francisco Javier Cervigón, "para hacer frente a la responsabilidad civil que pueda establecerse en su día", explica.

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