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"Quien se vaya sin papeles, que se las apañe"

ENVIADO ESPECIAL"No te vayas sin papeles". La frase -que el Gobierno de Malí inserta periódicamente en sus campañas publicitarias contra la emigración ilegal- es sin duda el eslogan con menos éxito en esta parte del mundo. De los 112 malienses repatriados en lo que va de año, al menos la mitad ya había intentado en otras ocasiones entrar en Europa o en Estados Unidos.

La directora del aeropuerto de Bamako, Fatoumata Samassekou, dice que más de una vez siente pena: "Vienen cada vez más viejos, más cansados, más trIstes; me miran como escolares sorprendidos en una travesura".

Ibrahim Yattara tiene la explicación: "Nadie que ha visto el paraíso por un agujerito, se resigna a vivir en el infierno". Yattara es uno de los 19 malienses repatriados en un avión militar español, pero en otras dos ocasiones sus azafatos de vuelo fueron gendarmes franceses. Ahora ya no sabe si volverá: "Estoy ya un poco cansado. Con el dinero que me han dado los españoles voy a intentar hacer negocio".

El gobierno de Malí, ante una enfermedad tan contagiosa, ha optado por el silencio. Sobre todo teniendo en cuenta que el año próximo habrá elecciones. La postura oficial, según un funcionario del Ministerio del Interior, es la siguiente: "Ya se lo advertimos. Quien se vaya sin papeles y lo detengan, que se las apañe. No vamos a ir a ningún sitio a rescatar a nadie".

No se trata sólo de amenazas. Desde hace más de 15 días, un súbdito de Malí de nombre Mammadou deambula por el aeropuerto de Conakry sin más ropa que la que viste y pidiendo limosna para poder comer. Maminadou intentó entrar en Estados Unidos vía Guinea Conakry sin visado, y las autoridades norteamericanas acudieron a la vía más rápida para solucionar el problema: le ofrecieron gratis el mismo vuelo, pero en la dirección opuesta.

Otra cosa muy distinta fue el conflicto último con los repatriados de España. Malí, un país pobre pero muy orgulloso de su democracia tan joven, no iba a permitir que el avión militar español aterrizara, se deshiciera de los inmigrantes y, sin dar las buenas noches, despegara de nuevo. De hecho, según testigos presenciales, se llegaron a producir momentos de gran tensión. Fue cuando los inmigrantes, que habían bajado del avión para ser entrevistados por las autoridades, se encontraron con que los agentes españoles de la UIP (Unidad de Intervención Policial) bloquearon la escalerilla.

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El comisario de policía maliense se sintió engañado, y exigió que volvieran a ser admitidos al avión so pena de provocar un conflicto diplomático. Luego se produjo otro detalle que, según Fatoumata Samassekou, la directora del aeropuerto, no sólo irritó a los inmigrantes, sino también a todos los malienses que allí se encontraban. Los españoles -un comisario de policía y un asesor del Ministerio del Interior- intentaron que los inmigrantes se conformaran con la gratificación de 50 dólares por cabeza.

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