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El presidente de Burundi se refugia en la Embajada de EE UU por temor a ser linchado

Burundi se sumió ayer más en la crisis con el colapso del frágil Gobierno de coalición, los rumores de golpe de Estado y la decisión tomada por el presidente de la república, Sylvestre Ntibantunganya, perteneciente a la mayoría hutu, de refugiarse en la Embajada e EE UU por temor a ser linchado por tutsis encolerizados por la matanza, el pasado fin de semana, de más de 300 miembros de su etnia en el campo de refugiados de Bugendana. El pequeño país centroafricano, donde la violencia étnica, ha causado ya más de 150.000. muertos en tres años, corre el peligro de convertirse en una nueva Ruanda.

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"Hay señales de que se ha desatado un golpe", declaró un diplomático occidental que pidió no ser identificado. "La coalición ha sido disuelta y no parece que exista en estos momentos Gobierno", agregó la misma fuente. El Departamento de Estado confirmó que el presidente Ntibantunganya había decidido refugiarse con su esposa el martes por la noche en la residencia del embajador norteamericano. El mandatario tomó esa decisión poco después de que una masa de encolerizados tutsis le abucheara, le insultara y le lanzara excrementos de vaca y estuviera a punto de lincharle en el funeral que se ofició por los muertos del campo de Bujendana, la mayoría de ellos mujeres y niños.Otros hutus integrantes también del Ejecutivo imitaron al presidente y buscaron protección en otras legaciones o marcharon hacia el exilio al tiempo que se reforzaban las medidas de seguridad en la capital ante el rumor de una inminente ofensiva de los extremistas hutus del Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (CNDD), a quienes se les atribuye el feroz baño de sangre del pasado fin de semana en Bugendana. La ONU advirtió ayer que condenará cualquier intento golpista que derroque al Gobierno legítimo presidido por Ntimbantunganya.No está claro si con el gesto de buscar refugio en la residencia del embajador norteamericano, Norris Hughes, el presidente burundés ha decidido arrojar la toalla. La huida se. produjo después de que la Unión para el Progreso Nacional (Uprona), dominada por los tutsis, le retirara su apoyo tras acusarle de "alta traición" y denunciara el acuerdo que permitió formar el Gobierno de unidad nacional. "No ha dimitido y está considerando su postura", declaró anoche tina fuente de la misión diplomática. "No se sabe lo que el presidente hará ahora. Vivimos en un país, donde nadie sabe lo que está ocurriendo. Es una catástrofe", indicó un observador.Un portavoz del Departamento de Estado informó más tarde en Washington que el mandatario iba a salir de la Embajada. De momento, lo que sí es cierto es que el presidente suspendió una conferencia de prensa que tenía prevista celebrar en la Embajada. Bandas de jóvenes tutsis en formación militar desfilaron por las calles de la capital poco después de que se conociera la noticia de que Ntibantunganya había abandonado el palacio presidencial.También existe el temor de que elementos extremistas de las fuerzas armadas, que controlan mayoritariamente los tutsis, decidan en las próximas horas tomar el poder por la fuerza. Dentro del Ejército están influyentes oficiales que participaron en la intentona golpista que causó la muerte en 1993 del, primer presidente elegido democráticamente, Melchior Ndadaye. Más de 50.000 personas murieron a raíz de los sangrientos enfrenta mientos interétnicos.En un desesperado esfuerzo, el Ejército ha intentado frenar la insurgencia de los rebeldes hutus que han desencadenado una brutal escalada de violencia en las últimas semanas contra la población tutsi y que alcanzó su cota más alta el sábado con el asaltao al campo de refugiados.La calma reinaba anoche en la capital. La frágil coalición parece más inestable después de que aumentaron las presiones por parte de la línea más dura tutsi para que dimita el actual primer ministro, Antoine Nduwayo. Tanto el presidente como el jefe del Ejecutivo son tachados de débiles e incapaces de sacar al país de la parálisis y traer de nuevo la paz. La solución de la crisis parece cada vez más lejana, ya que el eventual despliegue de una fuerza de interposición africana de 20.000 soldados, aprobada en la cumbre de jefes de Estado de la Organización. para la Unidad Africana el mes pasado, es rechazado tanto por el Ejército como por los extremistas hutus y tutsis.The Independent / EL PAÍS

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