Testimonios contra un general
El auto destaca la existencia de indicios racionales de criminalidad contra el general Enrique Rodríguez Galindo, aunque precisa que no son tan poderosos como para llegar a certeza. "La probabilidad existe cuando la razón, apoyándose 'en motivos rigurosos, tiene un hecho como muy próximo a la verdad por concurrir motivos fundados", dice el juez.Los elementos incriminatorios contra Galindo son:
-El testimonio directo del policía Ángel López Carrillo y las declaraciones de referencia, pero coincidentes, de los también policías Julio Vázquez Aira y Rafael Barranco. Todos ellos cuentan el viaje a Aretxabaleta y cómo Galindo se enteró de que Lasa y Zabala habían sido secuestrados.
-El testimonio de Pedro Luis Miguéliz, Txofo, contrabandista amigo de Enrique Dorado, quien afirma que todo lo relativo a Lasa y Zabala fue ordenado por Galindo. El careo que mantuvo con Dorado, según el juez, por su firmeza, proporcionó una evidencia muy importante de la causa.
-El testimonio de la novia del guardia Carlos Marrero, destinado en Intxaurrondo en 1983, y que se suicidó de un tiro en 1988. La mujer relata lo que aquel le contó sobre la estancia de Lasa y Zabala en La Cumbre y cómo fueron torturados.
-Los documentos cuya desclasificación como secretos se ha pedido al Gobierno.
-Las conversaciones telefónicas intervenidas por el juzgado, en algunas de las cuales las palabras de los procesados son significativamente elocuentes".
El juez especifica en su resolución que ordenó la prisión incondicional de Galindo no porque temiera que fuera a huir, sino por el riesgo de que determinadas fuentes de prueba pudieran cegarse, en un proceso seguido por hechos ocurridos hace 13 años y que deliberadamente sus responsables habían tapado. Preocupa que Galindo pueda ponerse en movimiento para "hacer desaparecer rastros de los delitos investigados o lograr la ocultación o destrucción de actuales fuentes de prueba y futuras pruebas de cargo".
