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DEBATE DE INVESTIDURA

Europa, pragmatismo sin entusiasmo

Continuidad, pero sin entusiasmo. José María Aznar hizo ayer una apuesta decidida por que España esté a tiempo, en 1999, en la moneda única, aunque su discurso de investidura careció del fervor europeísta de su predecesor al frente del Gobierno, Felipe González.Curiosamente, no fue, el líder socialista el que lamentó la falta, de exaltación del ideal europeo por parte de Aznar, sino el coordinador de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, Julio Anguita, quien criticó en su intervención que el futuro jefe del Ejecutivo no hubiese mencionado el objetivo de la Unión Política de los Quince.

Como un irrenunciable. "objetivo nacional" describió Aznar el cumplimiento, a finales de 1997, de los criterios de convergencia estipulados por el Tratado de Maastricht, al que deberán llegar los paises que pretendan sustituir, sus monedas nacionales por el euro.

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Un duelo de guante blanco

El esfuerzo para que España no quede rezagada, anunció también Aznar, será mayúsculo porque "lamentablemente," hoy en día no se cumple ninguna de las cuatro condiciones y para conseguirlo se dispone tan sólo de 18 meses. La selección de los elegidos se hará a principios, de 1998 según los resultados macroeconómicos de 1997. Hizo hincapié además en que la reducción del déficit público al 3% en 1997 es "responsabilidad de todos" y propuso para lograrlo un "compromiso de austeridad" con las comunidades autónomas y los ayuntamientos, que gestionan un tercio del gasto público.Acercamiento a Maastricht

En su respuesta, González trató ante de defender su herencia. Recordó que "ningún país de la UE, excepto Luxemburgo, cumple" ahora los criterios, pero, añadió, "mientras algunos se separan, nosotros nos acercarnos". Prueba de ello, dijo, es que los tipos de interés en España -el precio oficial del dinero es del 7,75%- ya se sitúa en la horquilla prevista.

Aznar restó validez al dato. El líder del PSOE se olvidó, no obstante, de que en diciembre de 1991, cuando concluyó la negociación de Maastricht, la deuda pública acumulada española sí se situaba por debajo del tope autorizado por el tratado, pero tres años después lo rebasaba en cinco puntos al rondar el 65% del producto Interior bruto.

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Aunque ahora sin entuasisamo, el debate puso de relieve que Europa sigue suscitando grandes consensos en el Congreso. Aznar reconoció que durante la anterior legislatura, el Gobierno socialista fomentó en la comisión parlamentaria para la UE acuerdos sobre la posición española ante la integración europea y manifestó su propósito de continuar por- esa vía. Su interlocutor socialista prometió que apoyará el programa de convergencia.

La única voz discrepante fue, una vez más, Anguita. "Nos espera un ajuste de caballo", se lamentó, porque los populares van a ahondar la política socialista.

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