_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La mies es mucha

Menudean las sorpresas. El reticente resultado de las elecciones del 3 de marzo parecía abocarnos a un gobierno débil o a unas elecciones repetidas. No tal. Ahora podemos maravillarnos ante la actitud dialogante del Partido Popular con los catalanes y vascos y ante el cálido apoyo de Pujol y Arzallus a la investidura de José María Aznar.Ahora podemos pasmarnos ante la profesionalidad de los políticos de la derecha nacional y nacionalista, que han sabido evitar el dogmatismo partidario para atender a los deseos de sus votantes de tener un gobierno estable, eficaz y moderado. ¿Será posible incluso que los ministros del PP nos regalen con una política económica ahorradora y liberalizadora?.

Como ya no soy político, puedo decir, sin que peligre mi futuro, que no soy nacionalista, sino amante de mi país con todos sus defectos y defensor de su Constitución con todas sus limitaciones. Mi actitud es la misma que la de la mayoría de los votantes vascos y catalanes, incluidos algunos de los que apoyaron al PNV y muchos de los que votaron a CiU. Creo imposible encontrar una definición de lo nacional que no sea ambigua o tautológica.

El idioma español no define la nación castellana, a menos que incluyamos en ella todas las autonomías españolas y todos los países latinoamericanos. La religión y la raza me parecen igualmente poco caracterizadoras, o incluso peligrosamente separadoras, como parece ocurrir en el Medio Oriente. Sólo queda la historia y la cultura. Los nacionalistas, como tan agudamente nos está haciendo ver Javier Varela, tienden a reescribir la historia para justificar sus inclinaciones privadas. Mil cultura es atlántica.

Pujol, Arzallus y Aznar, adaptándose a la artimética de los escaños, han apartado la tentación de la retórica nacionalista para atender algunos de los verdaderos deseos de sus partidarios: la consolidación federal del Estado de las autonomías, la reforma del Estado del bienestar, el control del gasto público y posterior reducción de los impuestos, la construcción de una Europa descentralizada y competitiva.

Me felicito pues de los inicios de esta coalición de centroderecha, que permitirá la sustitución de un gobierno cansado por un nuevo equipo con ideas más acordes con lo que exige la supervivencia en un mundo económico abierto. Me alegro de ver a la cabeza del banco azul a un hombre "honrado, modesto y trabajador", como él mismo ha acertado definirse.

Especialmente bienvenida es la promesa de inaugurar un nuevo sistema de la financiación de las autonomías. Se basará, nos dice Aznar, en la suficiencia financiera, para acercar los recursos de las comunidades a la cobertura de sus gastos necesarios; en la solidaridad, que garantice un mínimo de prestaciones y servicios a todos los ciudadanos, sea cuál sea el lugar de su residencia; y en la corresponsabilidad fiscal, de modo que el impuesto autonómico se corresponda con el gasto y le sirva de freno.

Esto tomará un tiempo, pero pienso fijarme más en lo que el nuevo gobierno haga de forma inmediata. Los dos primeros indicios del rumbo, que adoptará el nuevo gobierno serán las privatizaciones y la reforma del contrato de trabajo.

La completa desaparición de las empresas públicas estatales permitirá reducir el despilfarro público y reconducir el poder sindical a sus justos términos. La creación de un contrato de trabajo indefinido con una indemnización por despido digna, pero mucho menor que la actual, abrirá el mercado de trabajo a cientos de miles de personas que necesitan empleo. Coser y cantar...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_