Francia uItima su programa nuclear entre las fuertes protestas de los países del Pacífico sur
Francia ha realizado la sexta explosión nuclear ordenada por el presidente Jacques Chirac y ha desatado una nueva oleada internacional de protestas, especialmente intensas en el Pacífico sur. La explosión se produjo a las 22.30 (hora peninsular española) del sábado en el atolón de Fangataufa, y tuvo una potencia de 120 kilotones. El Ministerio de Defensa anunció que esta prueba, la más potente de toda la serie decretada por Chirac, tenía como objetivo "garantizar en el futuro la seguridad y fiabilidad de las armas". Ni el Elíseo, ni el Gobierno quisieron confirmar si se trataba de la última de la serie. Chirac manifestó el año pasado que 'probablemente' no habría más de seis pruebas, y a primeros de este mes adelantó que el conjunto de experimentos terminaría en febrero. El Ministerio de Exteriores se remitió a las palabras del presidente.
Fue Jean-Claude Gaudin, ministro de Asuntos Urbanos, el único que ayer dio una pista sobre lo que desea saber la comunidad internacional. "Creo que éste es realmente el fin de las pruebas nucleares francesas", declaró Gaudin a la emisora de radio Europa 1. "No hay duda de que estamos llegando al final".Chirac anunció, el pasado mes de junio, que Francia iba a efectuar ocho explosiones nucleares entre el inmediato septiembre y el mes de mayo de 1996. Luego, el ministro de Defensa, Charles Millon, redujo el número y habló de seis o siete pruebas, para que, finalmente, el presidente francés, ante las cámaras de la televisión estadounidense, dejara "probablemente" en seis la cifra de explosiones previas a la firma del tratado que prohibiría todo ensayo nuclear suplementario, incluidos los de potencia inferior a un kilotón. El pasado día 4, el propio presidente manifestó al cuerpo diplomático acreditado en París que las pruebas no pasarían de febrero.
A esta intervención se remitió ayer un portavoz del Quai d'Orsay: "Las autoridades francesas han manifestado en varias ocasiones que esta campaña de pruebas terminará en todo caso a finales de febrero". Pero el diplomático no confirmó si realmente este sexto ensayo va a ser el último.
Escándalo y confianza
Las declaraciones de ayer siguieron a las protestas de los países de la zona, mezcladas con comentarios sobre la finalización de la serie. El primer ministro neozelandés, Jim Bulger, -tras afirmar que consideraba "escandalosa la insistencia francesa en proseguir sus pruebas"- dijo que "esta sexta explosión es seguramente la última". Para el primer ministro japonés, Ryutaro Hashimoto, es "lamentable" que Fangataufa haya tenido que vivir una prueba más, pero añadió que creía que "la opinión internacional logrará poner fin a la serie de pruebas". Paul Keating, primer ministro australiano, fue el más tajante al describir como una "acción irresponsable" la ordenada por el presidente francés. Representantes de los Gobiernos de Austria, Holanda, Noruega y Suecia también emplearon duros términos. El grupo ecologista Greenpeace, que intentó detener los, primeros ensayos en los atolones, habló de "escándalo" y de bofetada a las negociaciones para prohibir las pruebas atómicas.
Fidel Ramos, presidente de Filipinas, recordó que diez países del Pacífico sur habían firmado un acuerdo para desnuclearizar la región, y pidió a los dirigentes franceses que pusieran fin a la serie de explosiones nucleares.
A falta de confirmación sobre el final de serie, en Francia se cree que Jacques Chirac aprovechará su próximo viaje a Estados Unidos el país que más pruebas nucleares lleva realizadas, para anunciar que los científicos franceses, civiles y militares, tienen ya suficientes datos como para garantizar la fiabilidad de los nuevos misiles. atómicos que han de equipar los submarinos nucleares. Y también que, a partir de ahora, las pruebas simuladas se realizarán en laboratorio con la ayuda de potentísimos láseres.
Francia se ha amparado hasta ahora en esas razones técnicas para reclamar su derecho a llevar a cabo un tipo de pruebas que permite acceder a unos conocimientos y prácticas que otras potencias nucleares ya dominan.
Para la oposición socialista francesa, "la sexta prueba es un sexto error". François Hollande, portavoz del PS, ha pedido al Gobierno que "haga público el balance de la serie".
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