_
_
_
_
VA DE RETRO

Por una cuestión de centímetros

Carlos Sevillano, capitán del Real Madrid de baloncesto durante una década, desde 1959, rememora aquella época

Tener una altura de 184 centímetros a principios de la década de los cincuenta, una época en la que el perfil del español medio correspondía al de un señor moreno, bajito y con bigote, fue determinante para el futuro de Carlos Sevillano de la Cuerda. Este madrileño, nacido en el barrio de Chamberí hace 55 años, fue capitán del equipo de baloncesto del Real Madrid durante 10 años, desde 1959 hasta 1969, y figura en el libro de los guinnes del baloncesto español como el jugador más joven de la historia de la selección española: con ella compitió contra Bulgaria con sólo 16 años. Noventa y seis veces internacional, trabaja en la actualidad como jefe de sección en el Instituto Municipal de Deportes (IMD).Desde luego, hay veces en la vida que el tamaño no sólo importa, sino que es definitivo. Cuando todavía era un niño, los maristas del colegio donde estudiaba Sevillano, ubicado en el distrito en el que nació, decidieron que esas medidas con las que la providencia divina le había obsequiado le predestinaban al deporte de la canasta. Aunque al muchacho le gustaba más el fútbol -estuvo a punto de fichar como portero por el Plus Ultra-, los curas no se equivocaron. En los años sesenta fue considerado el mejor hombre del Real Madrid. Con él al frente, el equipo consiguió cuatro Copas de Europa, nueve Ligas Nacionales, seis Trofeos del Generalísimo y dos Copas Intercontinentales, y ha sido galardonado con las medallas de bronce, oro y plata al mérito deportivo.

Era tal la dificultad entonces para encontrar jóvenes con una altura adecuada que Sevillano fue el único jugador madrileño de su promoción en el Real Madrid. El resto eran de otras provincias. El club pagó a los maristas 20 balones reglamentarios por su fichaje. Durante dos años jugó en el Hesperia, el segundo equipo madridista, a principio de los cincuenta. Entonces no había liga (la primera se celebró en 1956), ni competiciones europeas o internacionales, no existía la Ciudad Deportiva del Real Madrid, los partidos sólo se retransmitían por radio y no se importaban jugadores extranjeros. Era la prehistoria de este deporte que, no obstante, tenía una gran afición en la capital.

"Al principio sólo competíamos con el Barcelona. No había más equipos. Luego se incorporaron el Bilbao y el Zaragoza. Como no había competiciones importantes jugábamos los trofeos que organizaban los periódicos deportivos. Tengo muy buenos recuerdos de los partidos en la cancha de Vista Alegre y en el colegio Maravillas. No perdíamos nunca. Todas las personas de mi edad que hablan conmigo de los viejos tiempos me lo recuerdan", comenta con nostalgia el ex jugador.

En esta época los baloncestistas profesionales no cobraban nada, sólo los gastos, y como Sevillano vivía en la capital y con sus padres no tenía ninguno. "En las primeras ligas nos pagaban 200 pesetas por partido ganado en casa y 400 pesetas si lo hacíamos fuera. En el año 1969 por traernos la Copa de Europa nos dieron 50.000 pesetas. Pero yo no jugaba por dinero, sino por diversión". En estas circunstancias nadie se dedicaba exclusivamente al baloncesto. Todos estudiaban o trabajaban y los entrenamientos se hacían, de 10 a 12 de la noche para dejarles el día libre.

Poco a poco las cosas fueron cambiando aunque no en el aspecto pecuniario. Raimundo Saporta, vicepresidente del club, llegó a un acuerdo con Televisión Española para retransmitir los partidos. Como Franco, gran aficionado al baloncesto, tenía consejo de ministros los viernes, la dirección de RTVE decidió que los partidos se jugarían los jueves a las 19.30 horas.

También el caudillo tenía que autorizar personalmente los viajes del equipo a los países del Este, lo que ocasionó algún que otro problema. En 1961, al Real Madrid le tocó jugar la final de la Copa de Europa contra los rusos y había que hacerlo en el campo soviético. No pudo ser y al final se celebró en Suiza. "Cada vez que viajábamos a uno de los países del telón de acero teníamos que sacamos un pasaporte nuevo con un visado autorizado directamente por Franco. Todavía conservo una treintena de ellos", dice Sevillano.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La llegada de los primeros fichajes americanos, Luyk, Burguers y Montgomery, fue muy bien por los jugadores madrileños. Necesitaban centímetros para vencer a los casi imbatibles rusos, yugoslavos o polacos. En una fotografía, realizada en 1961, Sevillano y Lolo Sáiz parecen dos miniaturas al lado del jugador soviético Krouminch, quien medía nada menos que 2,20 metros. Había que encomendarse a Dios y al diablo. Nos fastidiaba mucho perder, así que suplíamos la falta de altura con rapidez y agilidad y nos daba muy buen resultado", comenta.

Además, contaba con un animador excepcional, el presidente Santiago Bernabéu, quien acudía a los vestuarios antes del partido y les insuflaba energía con unos peculiares discursos que llegaron a ser conocidos como las santiaguinas. "Nos decía", cuenta Sevillano, "que por ser españoles teníamos que ser mejores que nadie, que había que partirse la cara si era necesario para ganar. Estas palabras, cuando estás fuera de España, te llegan bastante. Y de verdad que nos dejábamos la piel

Aunque llegó a ser tremendamente popular, Sevillano ha pdido constatar que la fama es efímera y que son muy pocos los que consiguen un puesto vitalicio en el recuerdo de los aficionados. Cuando abandonó el deporte profesional en 1969, a causa de uña lesión en la rodilla, se marchó a Marbella para trabajar como director de hotel. Cuando volvió, al cabo de seis años, gran parte de su popularidad se había desvanecido. "Me desligué totalmente del baloncesto durante seis años. Fue demasiado tiempo y eso no me ha venido bien en el campo deportivo. Pero necesitaba rabajar para casarme y ganarme la vida", explica. Está casado con una extremeña también muy alta, Ángeles García, con la que tiene tres hijas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_