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El Cáceres abofetea al líder

Arlauckas y Savic no evitaron el desastre del Madrid

El Madrid recibió ayer una sonora bofetada y, lo que es peor, dejó sus vergüenzas al descubierto. El Cáceres, un equipo con un dignísimo quinteto tiltular, pero nada más, se pasó 40 minutos desnudando al líder, mostrando unas carencias que permanecían ocultas., El Madrid no corrió. Y lo pagó. El Madrid no vio aro más que cuando estaba debajo di. él. Y lo pagó. El Madrid, en definitiva, fue, de nuevo y por enésima vez, un dúo: Arlauckas-Savic. Y vaya si lo pagó.

Ocurre que los blancos exageran. Y exageran en todo, para bien y para mal. El equipo se agarra a Arlauckas y a Savic y, hala, a vivir. Y, casi siempre, a ganar. Antes, con Smith, disimulaba más. Porque éste solía llegar a la decena de puntos. Lo de ahora, en cambio, es descarado. Huele, para qué negarlo. Basta un ejemplo: de los 83 puntos del Real Madrid, 60 llevaron la firma de sus dos pívots. Un descaro.

El Real Madrid comienza a ser una perfecta sociedad formada por Arlauckas, Savic y, se supone, compañía. El problema es que la compañía cada vez aparece menos. Ayer, el juego exterior del grupo de Obradovic fue, por utilizar un término amable, patético.

Lo contrario que el del Cáceres, que dominó el choque de principio a fin. Los de Flores enseñaron detalles de exquisito gusto. Por ejemplo, a Paraíso. Su inicio de partido fue un curso acelerado de cómo se hacen las cosas en una cancha de baloncesto. Él solito llevó en volandas al Cáceres. Y el Cáceres comenzó a creérselo. Y a agigantarse más y más, y así, hasta el final.

Desde muy temprano se vio que los extremeños no estaban por la labor de darle lustre a la corona del líder. A los dos minutos ya le miraron por encima del hombro (2- 10). Por entonces, sólo Savic, y en cierta medida Abad, aguantaban el tipo. Pronto les imitó Arlauckas. Eso permitió al Madrid seguir vivo, aunque siempre por detrás. Su ejercicio era de lo más parecido a eso que en ciclismo llaman hacer la goma. El 45-52 del descanso estaba lejos de ser una anécdota. Porque al Cáceres se le veía crecido y convencido.

Un triple de Smith a tres minutos del final elevó la diferencia a 11 puntos. Y desde el banquillo madridista pareció volar una toalla. El partido estaba perdido para los locales. El Cáceres, en el momento crítico del partido, no fallaba. El Madrid sí. Arlauckas y Savic lanzaron sendos triples de desesperación que no entraron. Que ello lo hicieran todo no sirvió de nada. El Madrid se fue al vestuario derrotado, disminuido, desnudo y abofeteado por un rival cuya virtud fue sencillamente la de ser un equipo. Algunos deberían tomar nota

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