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EL EXITO DE UN ADOLESCENTE

Chico listo, poder de síntesis, talento verdadero

Santiago Segurola

Un año ha pasado desde aquel regate largo a Cedrún, la jugada que inauguró la carrera profesional de Raúl. El portero se comió el amague y la pelota salió franca para el delantero. La portería quedó libre, indefendible. Era gol. Pero Raúl golpeó mal, con la pierna derecha, fuerte, cuando sólo necesitaba empujar el balón y dejarlo en la red. La jugada había sido hermosa, pero estaba mal cerrada, una de esas equivocaciones que impactan como un disparo en la cabeza de los futbolistas. Y este futbolista tenía 17 años, un muchacho flaco y zurdo que había saltado inesperadamente sobre todo el escalafón de delanteros madridistas, Butragueño incluido. "Pensé que aquella jugada podía clausurar su carrera como futbolista o al menos demorarla más allá de lo previsto", apunta Jorge Valdano, el entrenador del conjunto madridista.Un año después, la jugada sólo figura en el anecdotario de un jugador que se sobrepuso a aquel error, a los prejuicios sobre su edad, a las dudas sobre su físico y a la polémica sobre su talento. Muchos pensaron que la titularidad de Raúl era una elección caprichosa de Valdano y durante algún tiempo se le midió con la desgana que habían provocado otros imposibles sucesores de Butragueño. Sin embargo, desde la otra acera se habían observado algunas condiciones notables en el chico: tenía un sentido afilado del gol y el descaro del arrabal. Un chico listo. Valdano iba un poco más lejos. Creía que Raúl disponía de un talento verdadero. Meses antes le había visto jugar un par de partidos con el equipo juvenil. "Me gustó su poder de síntesis, su capacidad para abreviar ante el gol". Podía adivinar un proyecto de jugador y por eso le inquietaron las noticias que le trasladó Ramón Martínez, el secretario técnico. Le dijo que el Atlético de Madrid quería rearmar sus categorías inferiores y que quería recuperar a Raúl, cuyos orígenes eran decidamente colchoneros. Valdano se apresuró a citar al muchacho. Raúl llegó tarde a la entrevista. "Le dije que si con 16 años llegaba un cuarto de hora tarde a su primera entrevista con el entrenador, estábamos salvados", señala Valdano. En la reunión, el entrenador le dijo que le había visto maneras de futbolista y que probablemente vestiría la camiseta del primer equipo en el plazo de dos años. Raúl decidió seguir en el Madrid, ajeno a la frenética carrera que estaba a punto de comenzar.En una temporada, Raúl ha saltado por encima de las categorías y los mitos. "Tiene que jugar", coincidieron Valdano y Cappa después del partido de Zaragoza. Había fallado un par de goles, pero no se había traicionado. Lo único que no te perdonaré es que no te diviertas en tu primer partido, que no te atrevas a hacer las cosas que haces en los entrenamientos" le comentó Ángél Cappa antes del debú en La Romareda. La realidad es que se atrevió con todo en una actuación desmesurada, trufada de aciertos con la pelota y errores con el gol.,

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El siguiente partido es historia. Butragueño se sentó envuelto en un gabán verde en el palco de jugadores y por primera vez pareció un futbolista mayor, uno de esos que pierde de repente el paso de su carrera y se encuentra frente a la puerta de salida. Era un partido grande, contra el Atlético, en una época de entusiasmo y transformación en el Madrid: Butragueño estaba en la grada y Raúl llevaba el número del Buitre. Aquella noche marcó un gol espléndido, entregó otro y protagonizó la jugada del penalti. Raúl alcanzó súbitamente la celebridad. Durante los siguientes días, se fotografió subido sobre un elefante, ocupó las portadas de la prensa y pasó la larga ronda de programas radiofónicos. Raúl vendía.Ahora, transcurrido un año, comienza a observarse el perfil verdadero del jugador, después de la sorpresa de su aparición, del ruido de su repentina fama y de su definitiva instalación como titular. Todavía al final de la temporada, gente del club dudaba de su talento. "Pero, ¿dónde vamos con Raúl a Europa?"', - le comentó a Valdano un directivo del

club, más atento a la pinta de los futbolistas que a otra cosa. Desde este lado se veía al jugador como un producto espumoso, demasiado incierto por la edad, el físico e incluso el talento. Ángel Cappa tenía menos dudas. "Va a ser el mejor fichaje para la próxima temporada", le dijo a Valdano tras conquistar la Liga. "Comenzábamos a verle grandes cosas en los entrenamientos. Si era capaz de trasladarlas a los partidos, estábamos ante un futbolista de verdad" señala Cappa. Así es. Ha pasado una temporada, pero Raúl se ha convertido en uno de los principales puntos de referencia del Madrid.

Ya nadie discute su condición de titular y toda la crítica. acepta que estamos ante un futbolista de verdad, un jugador que parece- que lleva toda la vida en el Madrid, aunque todavía se le advierten numerosas carencias. No golpea bien a la pelota, le cuesta saber que el fútbol también está hecho de pausas y tiene una tendencia a enseñar demasiado la pelota. Los otros déficits -cierta pobreza en el juego alto, el segundo esfuerzo en la carrera- comienza a paliarlos.

Cualesquiera que sean sus deficiencias, sus cualidades son muy evidentes. El gol está ahí, su intuición táctica también y su carácter ganador cada vez es más apreciable. Los que le conocen dicen que nació futbolista. Es decir, que dispone del instinto para jugar y que tiene una actitud vehemente para incorporar cosas a su repertorio.

Todavía hoy le exige a Ángel Félix, tercer entrenador del Madrid, que le ayude a mejorar su técnica de manejo y remate con la pierna derecha. Y como carácter no le falta -"debe ser el orgullo de barrio que lleva dentro" ,añade Valdano-, su posición dentro del equipo se hecho prominente. Ha abandonado las ventajas que le daba su condición de futbolista novedoso para asumir los desafío! de los jugadores veteranos. Por eso aparece en los partidos grandes y resulta emocionante verle pedir la pelota en su duelo con Ferrer frente al Barca o responder con tres goles al Ferencvaros a los oportunistas que pedían a Alfonso después de sus dos goles al Kaiserlautern o liderar al equipo frente a la Real Sociedad en un partido entrampado. Y en medio de todo, casi nos olvidamos de que tiene 18 años, que es un juvenil, que viste la pesada casaca del Real Madrid y que acaba de derribar al último gran mito del madridismo.

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