_
_
_
_
_
Reportaje:DESPENSA Y CULTURA AUTÓCTONAS

Tierras de melones y 'picassos'

Paseo curioso por la región para descubrir museos 'escondidos' y la verdadera procedencia de algunos alimentos típicos

ANA LLOVET / LUCíA ENGUITAEntre los melones de Villaconejos, los ajos de Chinchón, la miel de Montejo de la Sierra o el vino de Navalcarnero florecen picassos, lápidas romanas o esculturas de gran valor artístico. El paseo por las tiendas de los pueblos de la Comunidad, a fin de llenar la despensa de productos típicos de la tierra, puede verse además enriquecido con ingredientes más culturales: fuera de los circuitos más conocidos, como la visita al monasterio de El Escorial o al castillo de Manzanares el Real, existen los otros museos.

Casi todos surgieron por iniciativa privada. No suelen aparecer en las guías y frecuentemente se hallan al borde del cierre por falta de fondos, salvo aquellos que cuentan con subvenciones oficiales, como el Ecomuseo de La Cabrera.

Más información
Ojo con las 'joyas' falsas

Acudir al párroco del pueblo o a un concejal, a un bar o a un vecino, son los sistemas más seguros de entrar y admirar las curiosidades o las obras expuestas, ya que no suelen tener horario: fijos.Melones de museo. De paso hacia Colmenar de Oreja o Morata de Tajuña -en la comarca de Las Vegas, al sureste de la región-, para comprar vino, aceite u hortalizas recién cortadas, se puede parar en Villaconejos (2.900 habitantes). El tópico de los melones es cierto. Unas 300 familias del pueblo viven de este cultivo en los meses de temporada (desde el 20 de julio a finales de octubre). La figura del melonero está tan presente que incluso tiene su museo, ubicado en un antiguo cine. Fernando Agudo, hijo y nieto de meloneros, consiguió hace un año que la cooperativa del pueblo le cediera uno de sus locales. Quería, cuenta, "rendir homenaje a los agricultores, que se dejan la piel cultivando la tierra".

El museo muestra viejas fotografías, aperos de labranza, una choza idéntica a las que habitaban los meloneros hace años y la maqueta de un melonar, todo ello creado por Agudo con la ayuda económica de los agricultores. Pero Agudo no está satisfecho. Quiere que el Gobierno regional le ayude a buscar un local a la entrada del pueblo, "para que todo el mundo que pase lo vea". El museo nunca está abierto. Hay que ir al bar La Cooperativa, cercano a la iglesia, y pedir que alguien lo enseñe. A propósito, Carmen Fernández o El Fai venden melones al excursionista a 35 pesetas el kilo.Romanos en Villamanta. En Villamanta (1.379 habitantes), en la comarca suroccidental, hay un museo etnológico cuya visita resulta imposible a no ser que se pregunte por el teniente de alcalde, Guillermo Gascón, o por el párroco del pueblo, don Máximo. Este museo, ubicado en una casa del siglo XV, está casi en ruinas, a pesar de que el Gobierno regional ha invertido en los últimos cinco años 27 millones en restaurarlo. La desidia del anterior gobierno municipal, según Gascón, es la causa de que las cerámicas y lápidas romanas, que muestra el museo no estén al alcance del visitante. Aun así, si se va en sábado a Villamanta, don Máximo podrá abrir el museo y enseñarlo. Los domingos se presta a ello Guillermo Gascón.

Cerca de Villamanta se encuentra Navalcarnero (11.113 habitantes), pueblo de importante producción vinícola. Las famosas pipas del lugar, que se compran en la plaza en el puesto de Pepe, tienen merecida fama, pero no son allí. Las traen de la vecina Ávila.Aceitunas y metales. Ir a comprar aceitunas y queso puro de oveja a Campo Real (2.281 habitantes) en la comarca de La Campiña, obligará a partir deseptiembre al visitante a parar en Arganda del Rey (28.466) para admirar la fundición y colección de escultura. El escultor, Eduardo Capa, de 76 años, ha reunido a lo largo de su vida una colección con las esculturas de los artistas españoles más significativos de este siglo. Las 160 obras que compone la muestra podrán ser contempladas a partir de septiembre, cuando se termine de arreglar el edificio que ocupan.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

En esta colección privada están representados Jorge Oteiza, Pablo Serrano, Salvador Dalí. Alberto Sánchez, Cristino Mallo, entre otros muchos. Eduardo Capa desea que sea un patrimonio indisoluble, por lo que recela de ofertas de instituciones culturales, que podrían disgregar la colección.

De momento, y hasta que la fundición de Arganda esté abierta, la visita a Campo Real resulta provechosa. Además de alimentos, el pueblo también cuenta con la alfarería El Bolo, a la entrada del municipio, que vende la cerámica típica de la zona, confeccionada de modo artesano con barro rojo. El alfarero, Jesús Guerra, da clases todo el año de modelaje con torno.

Miel y ecología en La Cabrera. La comarca de Lozoya-Somosierra, como la de Guadarrama, es famosa por la carne de vacuno y por la miel, que se vende a granel en la entrada de los pueblos. Desde hace unos meses la visita a la zona del Lozoya cuenta con otro aliciente: una casa serrana, de piedra berroqueña, que ha sido transformada por el Patronato Madrileño de Alta Montaña (PAMAM, organismo público dependiente de la Comunidad) en lo que se ha llamado Ecomuseo. De museo tiene poco, pues nada hay expuesto. Bajo el sonoro nombre se oculta una sala con paneles explicativos de la historia, geografía y recursos naturales de la sierra norte madrileña. La simplicidad de los paneles hace recomendable la visita a los más pequeños. Una llamativa maqueta giratoria, donde figuran todos los municipios de la sierra norte (al pulsar un botón al lado del nombre del pueblo éste se ilumina en la maqueta), es todo un entretenimiento para los chavales. Desde que abrió en junio han pasado por allí 400 visitantes, que se interesan sobre todo por las posibilidades turísticas que ofrece la sierra norte. El aporte de esta información es otra de las actividades del centro. El jardín que rodea a la casa es un incipiente botánico. El centro cuenta con una ecotienda que vende la miel de la zona envasada.Picasso tiene casa en la sierra. Otro clásico de la comarca de Lozoya-Somosierra se encuentra en Buitrago (1.334 habitantes), cuya visita debe ser aprovechada para conocer este pueblo, que posee un importante conjunto monumental de murallas, castillo e iglesia. Es el museo Picasso, fundado por el lugareño Eugenio Arias, el barbero del pintor. Juntos acudían a corridas de toros en Vallairus (Francia) o Nimes. Situado en los bajos del Ayuntamiento, el museo cuenta con unas 60 piezas, entre las que destacan cerámicas, ladrillos de terracotas y grabados. También hay dos retratos, uno de la madre de Eugenio Arias y otro de Jacqueline Picasso, e instrumentos de barbero, con escenas de tauromaquia. Abierto todos los días, excepto los martes.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_