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FIESTAS

El alcalde condecora a la Virgen de la Paloma y afirma que la devoción mariana "es incuestionable"

La Virgen de la Paloma recibió ayer la medalla de honor de la Villa de Madrid, un galardón aprobado por todos los grupos políticos municipales. El alcalde José María Álvarez del Manzano impuso la insignia a la patrona castiza con el convencimiento de que es el deseo de la mayoría de los ciudadanos. "El pueblo de Madrid se postra mayoritariamente ante la Virgen de la Paloma y yo lo represento", aseguró. El regidor discrepa de la posible tibieza religiosa de buena parte de la población: "Es incuestionable. Tenemos contrastada la gran devoción mariana de la ciudad".

Álvarez del Manzano quitó hierro a las críticas realizadas por el Consejo Evangélico de Madrid a la condecoración oficial de una virgen por considerar que mezcla la política a religión."Los aspectos festivos y religiosos siempre se mezclan; si no, ahí tenemos la Salve donostiarra, un día grande con un fuerte contenido religioso", aseguró el primer edil.

"Si esos representantes evangélicos son verdaderos demócratas deben saber que el pueblo de Madrid quiere este galardón y lo respetarán", añadió el regidor.

El Consejo Evangélico de Madrid, que asegura aglutinar a unos 40.000 protestantes, había tachado de "anticonstitucional" el galardón por considerar que el Ayuntamiento, con este acto, "impone a todos los madrileños unas creencias con las que muchos no se sienten identificados". "Yo respeto cualquier otra fórmula; hay una minoría que puede no compartir estas creencias. Lo que hemos hecho es reforzar la opinión mayoritaria", concluyó Álvarez del Manzano. En 1993, Madrid fue la comunidad autónoma que más dinero aportó a la iglesia en su declaración de la renta. Pero los católicos madrileños no son grandes practicantes: algo más del 25% acuden a misa los domingos, según datos del Arzobispado de Madrid.

Templo abarrotado

La imposición de la medalla se realizó en una abarrotada iglesia de San Pedro el Real, en la calle de la Paloma, como colofón de una misa solemne oficiada por el obispo auxiliar, Javier Martínez.La ceremonia comenzó a la una de la tarde y concluyó una hora después. Contó con la presencia de gran parte de los miembros del equipo de gobierno municipal del Partido Popular. El templo de la calle de la Paloma estaba a rebosar. Todos, munícipes y fieles de a pie, sudaban la gota gorda. Año tras año el gentío y el verano convierten la misa de La Paloma en un acto con temperaturas ecuatoriales.

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Siempre se producen desmayos y ayer, como no podía ser menos, un par de personas tuvieron que abandonar el templo presas de un fuerte sofocón. Los concejales presentes, embutidos en sus trajes y corbatas, se aireaban con papeles, programas de mano y abanicos.

Entre el público, con una edad media superior a los 50 años, había gran numero de personas vestidas de castizas, incluido Don Hilarión. En el altar, además de la madre del Rey, se encontraban el alcalde; la edil de Centro, María Antonia Suárez, y el segundo teniente de alcalde, José Ignacio Echeverría.

Al terminar la misa, el piquete de gala del cuerpo de bomberos procedió a descender, ayudado por sus sogas y mosquetones, el cuadro de la Paloma, de unos 90 kilos de peso. Una imagen del siglo XVIII, que, según quedó de manifiesto en la ceremonia, tiene aire y atuendo compungido de Dolorosa aunque se la honra en el día de la Ascensión.

Después, el alcaIde depositó la medalla ante el cuadro de la Virgen entre los vivas de algunos fieles. Durante todo el día numerosos feligreses se acercaron al cuadro de la Paloma depositado en el altar para besarlo o para encomendar ante él a sus bebés.

Al caer la tarde, miles de fieles marianos acompañaron y vitorearon a la Paloma en su procesión por las calles de la ciudad. La Virgen lucía sus mejores galas. El recorrido de la imagen comenzó en la iglesia de San Pedro el Real para continuar por la Gran Vía de San Francisco, Puerta de Toledo, calle de Toledo, plaza de la CeIada, carrera de San Francisco, calle de Calatrava y terminar en el mismo punto de partida de la procesión.

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