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Vuelven el gueto y la peluca

Juan José Millás

La Coordinadora de Minusválidos Físicos de Madrid (4.000 asociados) ha constituido una cooperativa de viviendas para la que ya ha conseguido suelo público en Getafe, San Blas y Fuencarral. Construirán casas sin barreras arquitectónicas y dotadas de servicios comunes. Han contactado con gente que llevaba tres y cuatro años encerrada en su piso porque no tenían forma de salvar los obstáculos que les salían al paso en el portal. El futuro va por ahí, atención, el gueto está a punto de ponerse de moda, como la peluca, que creíamos que era una cosa de los años cincuenta o así, y Alex Niño nos ha sacado del, error, el otro día con un reportaje sobre Juan Manuel Monge y su floreciente negocio de postizos capilares de la calle del Arenal. Dice el señor Monge que "el secreto de la peluca es que en realidad no es para llevarla en la cabeza, sino dentro". Y añade que sólo quien en tienda esto la llevará bien. Tiene razón, lo malo es que últimamente nos hemos puesto tantos postizos dentro que no nos cabe ya ni un pelo. Ruiz-Gallardón y Cía iban, por ejemplo, a todas partes con el bigote de privatizadores de Telemadrid y han nombrado a un director general que dice que él no ha oído nunca nada de eso. Pero lo ha dicho con toda naturalidad, se ve que le ha salido de dentro, que es donde de verdad se lleva la peluca.

El caso es que en Sevilla la Nueva (2.400 habitantes) se terminará de construir en los albores del año 2000, y sobre suelo público también, la primera urbanización pensada sólo y exclusivamente para los viejos de la región. Otro gueto, ya decíamos que vuelve el gueto, como regresa la peluca. El alcalde de la localidad afirma que algo falla cuando los viejos no pueden vivir integrados con el resto de la población, pero la realidad es como es, ya lo sabemos. Lo cierto es que esta urbanización dará trabajo a unas 130 personas. Los viejos vivirán segregados, pero aliviarán las colas del paro, una cosa por otra. Los viejos son noticia cuando se incendian en alguna residencia putrefacta o crean puestos de trabajo, y ahora, van a crear puestos de trabajo en Sevilla la Nueva; mucho mejor eso que incendiarse.

¿Pero cuándo se es viejo? En el mal sentido de la palabra, quiero decir. Conocí a una señora de 84 años que se negaba a hacer yoga en un centro de la tercera edad porque, según ella, estaba lleno de viejos. Y llevaba razón. Una cosa es ser viejo y otra que te pongas a hacer yoga cuando tú lo que has hecho toda la vida es gimnasia. Así que cuando te obligan a practicar la flor de loto no es que te consideren viejo, sino que piensan que además de estar acabado eres tonto. Si te prestas a ello, el viejo que llevas por fuera se te pone dentro y la fastidias. Es lo que les ha pasado a los minusválidos de la cooperativa de viviendas: que a base de barreras arquitectónicas hemos logrado que se les instale dentro la minusvalía que llevaban por fuera y han decidido segregarse para mal de todos.

No quiero ni pensar que el ejemplo cunda y se acaben creando ciudades para tímidos, extrovertidos, huraños o bondadosos. ¿Se imaginan un gueto de bondadosos? Estarían todo el rato cantando Viva la gente y sena preciso fusilarlos antes de amortizar la urbanización. Pero el futuro va por ahí; de hecho ya existe, por ejemplo, la Ciudad de los Periodistas, y hasta de una Ciudad de los Poetas he oído hablar, aunque no la conozco. Debe de ser un recurso retórico, pues los poetas no se soportan entre sí. 0 sea, que antes de construir un gueto lo primero que tienes que pensar es en lo que los etólogos llaman la agresión intraespecífica. Y es que hay especies cuyos individuos se matan entre sí porque, al comer de lo mismo, prefieren. no tener competidores cerca.

Habrá que ir pensando, pues, en la peluca que uno se pone por dentro para ver en qué clase de gueto tiene que refugiarse un día de estos. Lo malo es que con este calor no hay quien aguante el postizo. La verdad es que no se aguanta uno ni a si mismo, pero no sé si hay guetos para los que no pueden soportarse.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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