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Medio millar de corredores se somete a una prueba de alto riesgo físico

A las doce de la mañana, medio centenar de corredores van a afrontar, desde el estadio de La Peineta, una prueba calificada de alto riesgo: 100 kilómetros en un tiempo máximo de 24 horas. Hasta el atardecer, la temperatura sobrepasará los 32 grados, que es el límite partir del cual comienza la sensación de agobio. Después aguarda una noche por delante, con el riesgo de tormentas, para quien no haya alcanzado la nieta hoy mismo, posibilidad que está sólo al alcance de una minoría.

En la prueba no participan atletas profesionales porque no se trata de una carrera, sino de una aventura extrema, dadas las condiciones bajo las que se va a desarrollar. Todos los inscritos participan como pioneros de una experiencia que no tiene precedentes. Tratan de demostrar que es posible recorrer 100 kilómetros en el periodo de un día, y abrir las puertas a una nueva actividad de ultrafondo. No hay premios ni clasificaciones.Todos los participantes han firmado un documento en el que admiten saber que la prueba está considerada de alto riesgo, "por lo tanto declara conocer los importantes riesgos que conlleva para su salud si no se encuentra en perfecto estado y forma fisica". Los avituallamientos, tanto líquidos como sólidos, han de proveérselos por sí mismos, lo que obliga a que cada uno cuente con asistencias externas o por te una mochila. No obstante, la organización cuenta con 5.000 litros de agua en diversos lugares del recorrido.Deshidratación

El calor que se espera hasta el anochecer hace imprescindible la regular ingestión de agua. Uno de los pocos mecanismos del cuerpo que avisa con retraso es la deshidratación, porque cuando se tiene sed es que ya han comenzado las pérdidas en el organismo. Hay que beber cada 20 minutos cuando se va andando o cada cinco kilómetros si se va corriendo.

También es de vital importancia para evitar los mortales golpes de calor una gorra y un pañuelo mojado sobre el cuello. Sentir escalofríos o mareos es síntoma de grave deshidratación, por lo que hay que parar de inmediato. Por la noche estos riesgos disminuyen.

Otro de los peligros a que se exponen los participantes son los rayos, en caso de tormenta. Lugares de máximo peligro son todos aquellos que invitan al refugio: cabañas, bocas de las cuevas, árboles aislados, paredes exteriores de las casas, tapias o bloques grandes de piedra. La proximidad a los ríos también aumenta el peligro, así como el permanecer de pie, si la tormenta alcanza grados extremos. Entonces hay que tumbarse en el suelo y esperar que pase.

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El recorrido urbano de la prueba discurre por las calles de Arturo Soria y Cardenal Herrera Oria, donde se desvía hasta encontrar la tapia de El Pardo (kilómetro 15). A partir de entonces la ruta circula por caminos de tierra, en dirección a Colmenar Viejo (kilómetro 53), y regresa al estadio de La Peineta por San Sebastián de los Reyes (kilómetro 88). En todas estas poblaciones, así como en Tres Cantos (kilómetros 35 y 66), por donde se pasa a la ida y a la vuelta, los polideportivos abren sus instalaciones a los participantes como áreas de descanso y refresco. El Ejército, además, ofrecerá duchas y tiendas en El Goloso (kilómetro 30) y en las proximidades de Barajas (kilómetro 90).Andando no da tiempo

Pese a que el recorrido se puede completar teóricamente andando -a 4,5 kilómetros por hora sin parar se tardarían 23,15 horas-, se hace necesario trotar o correr en algún momento de la prueba para llegar con el control de meta abierto, pues de lo contrario no habría tiempo para comer o realizar pequeños periodos de descanso.

La llegada de los primeros participantes -hay un grupo preparado para hacer todo el recorrido a la carrera- está calculada para las diez de la noche. Mañana al mediodía se cerrará el control de meta, después de que haya pasado la noche más corta del año, con sólo seis horas de oscuridad total. La ausencia de luna obliga a los participantes al empleo de linternas.

La prueba es iniciativa de las revistas Corricolari y Aire Libre, que ya el año pasado organizaron el Camino de Santiago en línea recta, siguiendo el paralelo desde Pamplona, sin desvíos.

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