Una gorra en las manos
La hija mayor de Jesús Rebollo no es que sujetara en sus manos la gorra de su padre, es que la acariciaba. Su madre y una hermana estaban junto a ella. De pronto, un fuerte y cerrado aplauso de todos los presentes les sacaron de su doloroso ensimismamiento.José María Álvarez del Manzano, el alcalde, les hizo entrega de la Medalla de Plata de la Villa de Madrid, concedida, a título póstumo al primer agente de la ciudad muerto en un atentado, así como de los atributos relativos a su ascenso a cabo después de haber tenido una trayectoria ejemplar desde que ingresara en el cuerpo, en 1980.
La investigación sobre la acción criminal prosigue. Las hipótesis son dos: que el objetivo fuese la sede de la librería y centro cultural FNAC, una firma de capital francés, o que lo fuesen los policías que acudieran a desactivar la trampa. De momento, las cámaras de video instaladas en el establecimiento no han grabado, según se ha comprobado, las imágenes de los terroristas. Habría sido una buena pista.
En cualquier caso, la familia de Rebollo confía en que sus asesinos no escapen a la ley. Mientras tanto, un día de éstos, en la más absoluta intimidad, esparcirá sus cenizas en algún lugar de la sierra madrileña.
