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Violeta Friedman: "También en la universidad hay que recordar el holocausto"

Antonio Jiménez Barca

, En su guerra personal contra el olvido, Violeta Friedman, de 64 años, superviviente del campo de concentración de Auschwitz, dio ayer un paso más: recibió, de manos del rector de la Universidad Complutense, Gustavo Villapalos, la medalla del VII Centenario de esta universidad, su más preciado galardón.

Friedrnan aprovechó, como lo ha hecho siempre desde hace 12 años, para decir que "hay que mantener vivo el recuerdo de lo que hicieron los criminales de guerra".

La superviviente, que dejó en Auschwitz a su hermana, sus padres y sus abuelos, manifestó que la universidad es el lugar "donde anidan todas las ideologías". "Por eso es tan importante recordar todo aquí, entre la gente joven, que es la que más me importa", explicó Friedman.

Gustavo Villapalos, resaltó que era la Universidad Complutense la que se sentía honrada al homenajear a Friedman, a quien describió así: "Una llama viva que va iluminando para que no volvamos a transitar por donde anida eso que alguno ha llamado el mal absoluto".

Friedman, nacida en 1931 en Transilvania -hoy territorio rumano, entonces perteneciente a Hungría-, de origen judío, nacionalizada en Venezuela y residente en España desde hace 26 años, contó que ha dado muchos cursos en la Complutense: "Y siempre me han recibido bien; los profesores siempre han insistido en que no de cifras ni datos, sino que busque en mi memoria viva y cuente lo que a mí me ha pasado", explicó Friedman.

"Ni pido ni quiero que maten a ninguno de los asesinos nazis; que sigan viviendo para que sirvan de recordatorio a la gente", añadió.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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