Madrid y Betis firman tablas
Zaragoza pierde posiciones, el Valencia gana después de tres meses y el Atlético sigue su vía crucis
El Real Madrid cumple el ecuador del campeonato como líder. En un año le ha dado la vuelta a la tortilla porque su liderato va acompañado del liderazgo, en el juego. Ahora mismo es el referente del campeonato. Ayer debía dar cuenta del Betis, la verdadera revelación. Y algo quedó claro: los béticos le dieron la iniciativa y actuaron a la contra. Es una de las desgracias que debe sufrir todo aquél a quien se le reconozca como líder. La contienda entre el mejor ataque y la defensa menos goleada acabó en tablas. La situación por arriba apenas se altera: el Depor es el único que parece, de momento, capacitado para seguir la estela del Madrid. Queda a dos puntos de distancia y mantiene viva la Liga.Resurgió la épica en el Vicente Calderón. El Atlético logró un punto de sutura frente al Sevilla (2-2) cuando estaba desangrado. Perdía 1-2, tenía nueve jugadores y Jesús Gil se revolvía escocido en el palco. Emergió Alejandro, un producto de la exigua cantera colchonera, y empató el duelo.
Fue una tarde accidentada, con siete expulsados (Fran, Prosinecki, Sietes, Tomás -Atlético-, Kosecki, Poyatos y Tomás -Albacete-) y tres penaltis fallados(Juanele, Chano y Setién). La jornada dejó un guiño para Helenio Herrera: Oviedo, Valencia, Deportivo ganaron en inferioridad numérica, además del épico empate rojiblanco en el Vicente Calderón.
El Logroñés, fiel a la línea de su presidente, Marcos Eguizábal, buscó petróleo en Serbia y contrató a Atila: no ha resultado. Luego rastreó el mercado brasileño, donde apareció Silvio, pero tampoco ha cuajado. Harto, Eguizábal miró hacia Palencia y encontró a Juanjo, un chaval que debutó ayer en Primera, marcó el primer gol riojano fuera de casa y propició su primera victoria de la Liga (0-1 en Vigo).
También despertó el Valencia. Tres meses después de su última victoria goleó al Zaragoza (3-0), un gallito que últimamente sólo canta en su feudo. Los maños suman tres derrotas consecutivas fuera de la Romareda, un balance pobre para quien atesora grandes aspiraciones.