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Serbios y musulmanes discrepan, sobre el alcance del alto el fuego en Bosnia

Si nada se tuerce, Sarajevo no tendrá campanadas de Nochevieja. Los serbios que la rodean no podrán bombardear a las doce en punto como hace un año. El frágil alto el fuego, que entró en vigor a mediodía del sábado, está siendo más o menos respetado en todos los frentes de Bosnia-Herzegovina,, aunque ya ha sido puesto en entredicho por los ataques de los separatistas musulmanes en el enclave de Bihac, según advirtió ayer el presidente bosnio Alija Izetbegovic.La trascendencia política del alto el fuego -si éste es el primer paso hacia la paz- enfrenta a serbios y musulmanes. No hay acuerdo en la valoración. A partir de ahora toca negociar los puntos más complejos: cese real de hostilidades, intercambio de prisioneros, plan de paz y los mapas de la partición.

Como aviso de las dificultades que quedan por delante, tres balas de francotiradores fueron disparadas el sábado, siete minutos después de la entrada en vigor del alto el fuego. Nadie resultó herido. "Tal vez ustedes piensen que éste [el acuerdo de alto el fuego] es un regalo modesto, pero al menos es algo para la gente que ha sufrido durante tanto tiempo", dijo el viernes el plenipotenciario de la ONU y jefe político de la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas (Unprofor), el japonés Yasushi Akashi.

Reacciones

Las reacciones al nuevo alto el fuego son variadas. El vicepresidente bosnio, Enjup Ganic es poco optimista: "Usaremos este periodo para prepararnos; ellos harán lo mismo... ¿Quién sabe si la paz vendrá?". Los lideres serbios, en cambio, creen que este acuerdo representa un cambio sustancial. "Creo que éste es el primer paso real hacia la paz en estos territorios", aseguró el general Ratko Mladic, jefe militar de los serbios de Bosnia. "Creo que nos hallamos en el camino correcto", dijo por su parte Radovan Karadzic, líder de los serbobosnios.

El alto el fuego, una parte de un acuerdo más amplio impulsado la semana pasada por el expresidente estadounidense, Jimmy Carter, y redactado después por Akashi tras unificar los criterios divergentes de las partes enfrentadas, debe conducir ahora de forma inmediata a unas negociaciones mucho más amplias.

Éstas tienen que transformar el alto el fuego en un cese de hostilidades de cuatro meses, en el fin de toda restricción a los movimientos de los convoyes, al funcionamiento sin problemas de los aeropuertos de Tuzla y Sarajevo y la apertura de territorios serbios a la investigación de abusos de derechos humanos.

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Todos estos puntos, recogidos en el acuerdo elaborado por Carter, dejan fuera dos asuntos básicos: el intercambio de los prisioneros de guerra (16.000 musulmanes se hallan en las cárceles y campos de detención serbios) y la elaboración de un acuerdo de paz que incorpore los mapas de la partición.En el aeropuerto de Sarajevo, entre containers de protección contra granadas y francotiradores, se lee una frase escrita a mano hace varios meses: "El último alto el fuego duró tres segundos". Ahora, y debido a esas ausencias fundamentales en el acuerdo firmado, muchos expertos coinciden con los musulmanes y dan escasa trascendencia a la tregua. Las nuevas negociaciones serán las que determinen si estamos ante uno de los muchos altos el fuego de Bosnia o ante el inicio de la verdadera paz.

Otro problema. del acuerdo Carter es que no incluye a los serbios de la región croata de Krajina y a los musulmanes rebeldes de Fikret Abdic, que armados y dirigidos por los serbios, combaten al V Cuerpo de la Armija bosnia en el enclave de Bihac, al noroeste de Bosnia.

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