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La paz es ya imparable, según el experto israelí en religiones André Churaqui

Ramón Lobo

"No hay ya nadie capaz de detener el proceso de paz en Oriente Próximo", asegura André Churaqui, de 78 años, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y prestigioso autor de 42 libros traducidos a 15 idiomas, entre ellos el castellano. Ni los ultraortodoxos judíos ni los integristas del movimiento Hamás o de la Jihad Islámica. "El extremismo religioso -sea judío, musulmán o católico- nace de la ignorancia y de la pobreza y contra ella hay que centrar la lucha".Churaqui, quien participó activamente el lunes y el martes en el encuentro de las tres religiones monoteístas desarrollado en la Universidad de Alcalá de Henares, cree que actos como éste, nacidos bajo el amparo de la Conferencia de Paz para Oriente Próximo, iniciada en Madrid el 31 de octubre de 1991, "ayudan a promover la reflexión".

Churaqui cree que "todos estamos metidos en el proceso de paz" y que por ello no hay vuelta atrás posible. "La gente no desea las guerras, es víctima de ellas". El profesor acusa sin rodeos a Irán y a Irak de ser los grandes promotores de la intrasigencia en la región, a los que vinculó con el inicio de la Intifada palestina. En su opinión, estos dos países son los principales obstáculos para la paz. Churaqui evitó citar en todo momento a Siria, enemigo oficial de Israel, pero con quien podría llegarse a un acuerdo, similar al firmado con Jordania, que clausure el contencioso de los Altos del Golán.

Este destacado experto en las religiones monoteístas, a las que considera de alguna manera hermanadas en lo que él denomina "ética planetaria", considera que el avance de las corrientes laicas, agnósticas o ateas en los países occidentales, que han colocado al cristianismo en una posición minoritaria, lejos del triunfalismo de siglos anteriores, no va a impedir que "las religiones crezcan como modelos morales, culturales o rituales", en el futuro. "Lo que sí se ha terminado es la religión como una especie de imperialismo de lo espiritual". Esta democratización religiosa conduce, según Churaqui, a la tolerancia; y ésta a la paz.

La apertura de relaciones diplomáticas entre Israel y el Vaticano, el 30 de diciembre de 1993, y los procesos de paz con la Organización para la Liberación de Palestina, el 11 de septiembre de ese mismo año, y con Jordania, el 26 de octubre de 1994, muestran, a juicio de Churaqui, la apertura cultural de Israel al catolicismo y al islam, dos religiones que, junto al judaísmo, trascienden a su ámbito empapando sus respectivas civilizaciones. De allí su trascendencia política.

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