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Entrevista:

"Actuar en La Vaguada es para mí como salir a provincias"

Fingir, engañar y que la gente se lo crea es su fuerte. Pero no lo hace con mala intención es que le viene de familia. Natalia Dicenta, actriz madrileña de 32 años, tiene una teatral mezcla genética, genes Herrera y genes Dicenta. Y no es avara con su herencia, sino que la derrocha cada tarde sobre el escenario del teatro Madrid de La Vaguada, donde representa hasta el próximo día 27 La zapatera prodigiosa, e Federico García Lorca.Pregunta. ¿Qué tiene de prodigioso esta versión de la zapatera?

Respuesta. La zapatera es prodigiosa en sí desde que Lorca se la inventó en el año 26. Se ha intentado recuperar la versión que a Lorca le hacía más feliz, la que hizo con Lola Membrives, introduciendo música, bailes y canciones. El prodigio es ver de nuevo el espectáculo mágico y la hondura de Lorca.

P. ¿Cómo se ha sentido en el teatro de Madrid?

R. Tenía miedo, porque estoy acostumbrada a trabajar en el centro, aquí en Madrid, porque lo de actuar en La Vaguada es como irme a provincias. Cuando cojo el taxi, de vuelta digo: "Lléveme a Madrid, por favor". Pero lo de La Vaguada es fantástico, es como otra ciudad. Por eso quien le puso Madrid 2 acertó, porque hay un ambientazo impresionante, está todo el mundo en la calle y, además, va al teatro.

P. Hasta ahora sólo ha hecho teatro.

R. Yo soy artista, y mi mayor deseo para el año que viene es tener una cámara delante. Ya conozco muy bien lo que es pisar tablas, y ahora necesito enamorarme de la cámara.

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P. ¿Le gustaría no tener que recurrir a presentar un programa en televisión?

R. Yo no he tenido que recurrir nunca a nada más que a mi trabajo, y espero que siga así. Nunca se puede decir de este agua no beberé, y lo mismo un día me veo en Tele 5 vestida de colorines presentando algo, pero creo que no, porque no es mi. onda. Sólo presentaría un programa en el que hiciera muchas cosas, no sólo como presentadora.

P. Seguro que a su familia no le sorprendió que quisiera ser actriz.

R. No, no les sonó raro, porque desde que tengo memoria he estado entre bambalinas y cámaras. Lo mío se veía venir, porque siempre he estado disfrazándome y haciendo mucho el ganso. Y, además, yo decía que, si no era actriz, quería ser bombero, y, la verdad, no me imagino vestida de bombero,. aunque es una profesión que respeto muchísimo.

P. ¿Qué recuerdos tiene del ambiente teatral en Madrid?

R. En cada teatro he podido vivir una anécdota. Hasta en la casa de mi familia, en la calle de Toledo. Allí siempre se habían oído ruidos extraños. Tras una consulta descubrimos que esa casa había sido el teatro Novedades, que se quemó a principios de siglo con todo el mundo dentro, porque un hombre cojo con muletas se atravesó en una salida. Ahora, los ruidos ya han pasado; debe ser que ya están todos en paz.

P. ¿A qué teatro le tiene más cariño?

R. Al Lara, que lo llamaban la bombonera de Madrid, porque era una joya. Mi madre estaba haciendo allí Fortunata y Jacinta y mi hermano y yo íbamos siempre a verla allí después del colegio.

La zapatera prodigiosa. Teatro de Madrid. Hasta el día 27. Avenida de la Ilustración, s/n. 730 49 22. Entradas: de 1.500 a 2.500 pesetas.

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