Polémica en Francia al publicarse que Mitterrand tiene una hija natural
El semanario Paris-Match rompió ayer un viejo tabú: publicó en portada la fotografía de Mazarine, una joven de 20 años, hija natural de François Mitterrand. Aunque se conocía la existencia de Mazarine por boca del propio presidente, sólo algunos medios marginales de ultraderecha habían hablado extensamente de ella. La clase política francesa reaccionó casi unánimemente en contra de la vulneración del derecho a la intimidad. El ministro del Interior, el conservador Charles Pasqua, afirmó que se trataba de "un hecho deplorable". Desde el Palacio del Elíseo no se hicieron comentariosMazarine no era una hija secreta. Ella y su madre, Anne Pingeot, habían residido ocasionalmente en el Elíseo. Danielle, la esposa, sabía de la existencia de Anne, pero no se conocieron hasta 1992, cuando se encontraron junto al lecho de Mitterrand, recién operado de la próstata. Mitterrand, interrogado sobre el asunto antes de ser presidente, en una conferencia de prensa, respondió: "Sí, tengo una hija natural. ¿Y qué?". En Francia, a diferencia de España o los países anglosajones, rige una norma estricta sobre el derecho a la intimidad de las personas, sean políticos, o no. Y nadie la había vulnerado publicando imágenes de Mazarine. Tanto en libros como en periódicos, se la mencionaba escuetamente en ocasiones.
El diario Le Monde afirmó ayer en referencia a la exclusiva de Paris-Match, que la vida privada de los políticos sólo podía interesar si revelaba "prácticas contrarias a su discurso público o si pudieran influir en el ejercicio de su cargo". En este caso, según el vespertino, no se daba ninguna de las dos condiciones. Paris-Match se atrevió a romper la norma amparándose en un libro de próxima aparición, Alegato imposible por un viejo presidente abandonado por los suyos, del periodista ultraconservador Philippe Alexandre, en el que se airean detalles de la compleja vida sentimental de Mitterrand.
Fuertes críticas
"El secreto ya no tiene razón de ser en este fin de reinado", afirmó Alexandre. Las críticas contra la exclusiva arreciaron desde la clase política. "Extraordinaria bajeza", dijo el secretario general socialista, Henri Emmanuelli. "Lamentable", comentó el ex presidente Valèry Giscard d'Estaing. El presidente de la Federación de Periodistas Franceses, Jean Miot, advirtió que esas fotos podían marcar la entrada en Francia del "sensacionalismo anglosajón". El Sindicato Nacional de Periodistas señaló que el acontecimiento constituía "una señal de alarma para toda la profesión".Ante la reacción contraria, un portavoz de Paris Match recordó un conocido argumento ultraconservador según el cual la existencia de Mazarine era un asunto público porque había residido en el Elíseo y, sobre todo, porque se había cuidado de su manutención el empresario Roger-Patrice Pelat. Ese empresario, amigo de Mitterrand desde su época de prisioneros de guerra, fue procesado por un escándalo de información privilegiada. Quizá, se sugiere en la ultraderecha, Mitterrand le daba información a cambio del favor familiar. Mitterrand, en su decimocuarto y último año en la presidencia de Francia, padece un cáncer de próstata. Hace años afirmó que jamás se querellaría contra nadie que escribiera sobre su persona.
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