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Villaconejos se inventa un museo del melón

Fernando Agudo, dedicado "a esto del melón" desde hace muchos años, al igual que sus antepasados, llevaba bastante tiempo dándole vueltas a la idea. Desde el siglo pasado, los vecinos de Villaconejos (2.800 habitantes) viven del melón. Por ello, Fernando se inventó un museo, que ayer se abrió en una antigua discoteca llamada Don Melón, a fin de reflejar los avatares de los meloneros de Villaconejos, los primeros españoles que se dedicaron a tal cultivo.El museo recorre, en más de 300 fotografías, alguna del siglo pasado, las calamidades de sus antepasados. Los momentos más duros, cuando, familias enteras tenían que marcharse a lomos de sus burros con unos sacos y pocas mantas a centenares de kilómetros para buscar tierras y "echar melones, porque aquí no había terrenos para todos los del pueblo", recuerda Francisco de Blas, vecino del municipio.

Durante seis meses, a veces durmiendo en el suelo, a cielo raso, los meloneros aguantaban desde la siembra hasta la recolección del melón. Después, a cargarlos en carros o en los serones para venderlos allí donde se los quisieran comprar.

Hay fotos que reviven aquellos puestos instalados en las calles de la capital, donde se amontonaban los melones que, al precio de 1,20 pesetas el kilo, se calaban para que los clientes probasen el producto.

En el museo también hay aperos de labranza, redes para el transporte de los melones, una reproducción a tamaño natural de las chozas que levantaban los meloneros para pasar la temporada y una maqueta de un melonar.

Del cultivo del melón subsiste el 50% de las familias de este pueblo, que, como sus antepasados, deben marcharse de su pueblo seis meses al año, el tiempo que dura la cosecha, para seguir la tradición familiar. Después, en la Cooperativa del Campo, a en su pueblo, se almacenan y se distribuyen a toda España.

Alfonso Sánchez, presidente de la Cooperativa, pone la interrogación en el futuro de los meloneros. Cada vez es más difícil encontrar tierras a buen precio para sembrar el melón, debido a las ayudas que reciben los agricultores para plantar determinadas cosechas o simplemente para dejar el terreno baldío.

La mejor feria

El agro madrileño tenía, además, ayer otras dos citas. En Chinchón (4.000 vecinos), productores y distribuidores de ajos blancos de la localidad repartieron ristras de este producto en la primera fiesta del ajo que se celebra en la localidad.

Además, en Villarejo de Salvanés (5.000 vecinos) se clausuró ayer la undécima edición de la feria Agromadrid, que, según los expositores ha sido un éxito de público y de ventas, informa Efe. Los vinos de Navalcarnero y los de Villarejo, así como el queso, el jamón, el aceite y las aceitunas de Campo Real han sido los productos más vendidos en la feria del campo madrileño.

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