Hormona masculina
Hasta los más profanos en psicología creíamos que la teoría de Lombroso, el célebre penalista italiano (Verona, 1835-1909), expuesta en 1876 por primera vez, había quedado ya definitivamente arrinconada y que nadie sostiene hoy que la delincuencia es innata y propia de las que llamaba el veronés 11 razas primitivas". Sin embargo, al leer Las semillas del crimen, del psiquiatra español Rojas Marcos (EL PAÍS, 15 de septiembre), es posible constatar que, aunque muy matizadamente, aún parecen rastrearse los planteamientos lombrosianos, quizás un tanto subliminalmente. Porque es cierto que Rojas rechaza en su escrito el mecanicismo genético, pero entonces ¿cómo es que afirma más tarde que la hormona masculina, la testosterona, "también juega un papel" en la criminalidad? Además de científica, mi alarma ante semejante teoría se refiere a la supervivencia del género de cara a las nuevas generaciones.Las mujeres están conquistando las parcelas de poder que les pertenecen, pero si las sobrepasan, lo que no hay que descartar, podrían caer en la cuenta de que eliminando a los varones la criminalidad se reduciría en un 90%. Por tanto, apoyemos la liberación de la mujer, pero sin pasarnos, ¿no le parece?