Aire acondicionado

Tenía el inequívoco aspecto de una ex amante de alguien muy importante durante la transición del franquismo al infinito, promocionada gracias a haber aparecido en alguna escena de cama de los libros de Paco Umbral.-¿Lo dices por mis tetas? A Paco le gustaban mucho las tetas y el culo. Me ponía el vaso de whisky en el culo. ¿Pero tú has leído a Paco?

-Lo leí en el pasado y no pasará agosto sin que queme uno de sus libros.

-¡Tenéis cada aberración los tíos!

Nada había hablado de Roldán y mucho de las tres mujeres que la precedían en el usufructo del fugitivo.

-La primera, nada de nada. Ésa es la santa, la madre de sus hijos, la que le pone los calcetines y los calzoncillos hasta el día mismo en que se va de casa. Ésas, han venido al mundo a sufrir y los maridos se dan, cuenta enseguida. Tuvo que soportarle gordito y con dientes de oro. Luego viene Pigmalión, la Elisa Rodríguez López, esa que tanto os gusta a los hombres, que no pasa de ser monilla y está floja de caderas. Esa le obligó a quitarse los dientes de oro, a adelgazar y a dejar de vestirse en las rebajas de Galerías Preciados. Pero detrás de esta apariencia convencional de amante oportuna yo me huelo...

-¿El Cesid?

-Por ejemplo. El Cesid o la ambición, tal vez las dos cosas a la vez. O el espionaje judío o el serbio, que está a cien. Lo cierto es que la pájara se llevó un pico porque Luis no tenía un no para nadie y tal como le llegaban las maletas de dinero le salían por la otra puerta. ¡Piensa en cuando no tengas tanto poder y te tengas que conformar con un sueldo! Así le aconsejaron todas las mujeres que le rodearon y que estaban en el ajo o lo sospechaban, la propia Elisa, su secretaria Ester, Blanca, la legítima... No pasaba día sin que le dijera: tienes un hijo pequeño, ¿qué será de él el día de mañana si no guardas una parte de los fondos reservados? Luis era generoso. A mí me puso este piso con aire acondicionado, el sueño de mi vida ¡el aire acondicionado!..., con el calor que yo he pasado toda mi vida en la calle Escalinata. También me abrió una cartilla en La Caixa, porque en cuestión de pelas sólo se fiaba de los bancos catalanes.

Todo en la habitación estaba a media asta, para empezar el saciado deseo de Carvalho y los pezones de la cuarta mujer se habían ensimismado, refugiados en sus cuarteles de invierno. Carvalho quiso devolver la conversación a su intención original. Preguntó por Guijuelo.

-Saldrá de ésta. Nos adelantamos a todos los servicios secretos y eso le ha salvado.

-¿Quién ha atentado contra su vida?

-Me temo que un comando de fontaneros de la burguesía catalana. Las clases sociales se están reorganizando para la lucha final. Todo el mundo tiene servicios secretos. En la Complutense montamos uno de los más avanzados, pero el rector se lo cedió al Banco Central Hispano a cambio de que financiara un invernadero. No tenemos demasiado tiempo. Tú has pasado por las manos de Cigales, es el jefe de los que el ministro Serra cree que son sus servicios secretos, pero le traicionan y le pasan toda la información al Opus Dei.

-¿Dónde está Roldán?

-Yo desconozco todo el rompecabezas, pero Guijuelo domina una parte importante. Es un negocio complejo que pasa por Zaragoza, Angola, el Caribe, Siria... Guijuelo ha podido filtrar una clave muy concreta: la tía María.

La mujer sacó unas fotocopias de la mesilla de noche. Dos entrevistas de EL PAÍS con Roldán en sus años de virtudes públicas y vicios privados. Un reportaje se subtitulaba: El éxito de un fajador, pero los ojos de Carvalho se dirigieron a un subtítulo recuadrado de una entrevista al director general poco después de que el comandante de la Guardia Civil Pintado se viera involucrado en un asunto de soborno a confidentes mediante pago por droga. Roldán declaraba: "La tía María no entendería que al comandante Pintado le cayeran 70 años... ". En otro párrafo, Roldán parece solazarse dando pistas a sus perseguidores del futuro: "Posiblemente no hay respuesta legal para infiltrarte en el mundo de la droga".

-¿Pero lo de la tía María debe ser una metáfora?

La cuarta mujer niega, con los ojos y los senos cerrados.

-María Lucerna. Torrespaña. El Pirulí de Televisión Española.