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Reportaje:

Del rascacielos al suelo

Los avances técnicos facilitan la evacuación de los grandes edificios de Madrid en caso de incendio

Treinta edificios elevados de avanzado diseño, potente estructura y fábrica perfecta se yerguen hacia el cielo de Madrid. Su cúspide, que huele a humedad de nubes, culmina en helipuertos rayados para el aterrizaje sobre pistas balizadas, o en antenas que alargan su estatura con un penacho de luz silenciosa. Pese a su solidez y empaque, un viejo enemigo suyo, el fuego, sigue siendo un peligro, aunque lejano, para centenares de personas que viven o trabajan en su interior. ¿Qué hacer para salvarse en caso de incendio en un piso elevado? Hay soluciones.Si una persona se encuentra en un edificio de gran altura (EGA, más de ocho plantas) deberá en principio ser consciente de que el combate contra desastres como el fuego es una lucha colectiva.Si surge el fuego, la persona en peligro tendrá que confirmar, en primer lugar la certeza e intensidad del incendio, así como la distancia a la que se encuentra y la cantidad de humo que desprende. Habrá de mentalizarse de que el fuego se expande siempre hacia arriba y que es raro que lo haga hacia abajo. Por ello, por principio habrá de desechar la vía de salida ascendente, salvo en contadísimas ocasiones.

Inmediatamente después, intentará avisar telefónicamente a los bomberos o a los servicios del propio edificio. Para los bomberos "es mejor una salida en balde que llegar tarde", asegura Pedro Gallardo, de 47 años, malagueño, jefe del Servicio de Bomberos y Protección Civil del Ayuntamiento de Madrid, al mando de 1.400 profesionales cualificados.

En tercer lugar, la persona que se encuentra en un rascacielos afectado por el fuego examinará las dotaciones e indicaciones antiincenindios que la planta posea. Cada piso habrá de contar con medidas de extinción en virtud de su cualificación. Poco después, conforme. a sus primeros cálculos, estudiará las rutas de salida -señaladamente la escalera de incendios-, que suelen mostrarse detalladas sobre planos murales. Si no encontrase las instrucciones, deberá dejarse guiar por el sentido común, nunca por el miedo.

Mantener el aplomo y la sangre fría en estos momentos es casi siempre decisivo para salvar la vida y eludir graves quemaduras o intoxicaciones por humo.

Si el humo impide apreciar la ruta de salida y es de tal intensidad que provoca sofoco muy profundo, la persona en ese trance habrá de protegerse de él echándose al suelo y buscando oxígeno: donde hay combustión, hay oxígeno. Por consiguiente, en condiciones extremas, es preciso tener en cuenta que, incluso cerca del fuego, a la altura del suelo y lejos de su foco, siempre existe aire respirable. Si se hallara bloqueada la vía de salida natural de evacuación -la escalera de incendios-, el afectado eludirá siempre los ascensores como ruta de escape.Si alguien queda atrapado en un ascensor, es preciso que sepa lo siguiente: inmediatamente después de declararse una alarma de emergencia en un rascacielos dotado con sistemas especiales, suele entrar en funcionamiento un dispositivo de retorno de los elevadores, que se acciona con una llave instalada en una de las terminales de acceso al edificio. El dispositivo accionado envía órdenes estrictas al ascensor: detiene el trayecto que lleva, sea el que sea. Inicia entonces la aproximación a la planta más cercana hacia arriba, si viajaba en ascenso. Una vez allí, desciende hasta el vestíbulo. Si se hallaba en bajada, descendería también, sin obedecer otra orden, a la planta de entrada. Es preciso que sepa que las puertas de los elevadores más modernos son en ocasiones capaces de soportar el fuego durante 180 minutos y que no se abren hasta el regreso al vestíbulo. Una vez allí, al menos uno de los elevadores queda en servicio, a disposición de los bomberos. El elevador nunca debe emplearse como salida de emergencia.

Tras eludir los ascensores, la persona afectada deberá esconderse apremiantemente del humo cerrando puertas, alejándose de los focos de calor, tapando su boca con un pañuelo humedecido con agua. Habrá de hacerse notar hacia el exterior con gritos, gestos o señales diversas, cuidando mucho de no perder la calma.

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Si el aviso ha sido eficaz, vendrá luego la fase de espera.

Los edificios elevados se construyen de manera que los incendios queden sectorializados: hay puertas y muros cortafuegos, que impiden la propagación de las llamas y la generalización del incendio. Por ello, conservar la sangre fría cuenta con un fundamento real.

Con bastante probabilidad, surgirán posteriormente en su entorno los denominados equipos de primera y segunda intervención, llamados EPI y ESI, así como el de alarma y evacuación, EAE, que agrupan en cada planta y en el conjunto edificado a los responsables de la seguridad del rascacielos, dirigidos por un comité de emergencia, según informa Juan Castilforte, gerente del rascacielos de 29 plantas Torre Europa, del polígono Azca.

Dotados de instrumental normalmente bueno, con más caras antigás, trajes especiales ignífugos, los equipos regulan la información interior y las tareas antiincendios, hasta que los bomberos, a los que en ningún caso suplantan -destaca Castilforte-, toman la dirección del combate contra las llamas y el humo. En conjunto, estos equipos pueden encuadrar hasta un centenar de personas en virtud de la capacidad y la función del edificio.Todo ello está regido por un plan de emergencia redactado en cada rascacielos conforme a las directrices de la Direción General de Protección Civil, supervisadas por el Ayuntamiento.Una vez que estos equipos han entrado en acción, no discurrirá mucho tiempo hasta que aparezcan los bomberos, en Madrid siempre. profesionales y especialistas en la lucha contra el fuego. Cuando surge el encuentro con ellos, tanto si proceden del interior como del exterior del edificio, las demás personas presentes habrán de ponerse a sus órdenes, facilitándoles el acceso y la circulación, así como las tareas de extinción, sin participar en ellas a no ser que les sea exigido.

Sistemas para escapar

Una persona atrapada en un rascacielos tiene varias posibilidades técnicas de escapar, a veces complementarias. He aquí algunas de ellas, explicadas por el jefe de bomberos, Pedro Gallardo.Helicóptero. Los helicópteros únicamente serán operativos si el edificio cuenta con helipuerto. Aun así, tal tipo de evacuación es muy dificultosa, por el riesgo que implicaría la proximidad de la onda de calor, siempre ascendente, para la cisterna de combustible del aparato. Además, es difícil agrupar con serenidad a muchas personas en los helipuertos.

Escalas. Altura máxima, 50 metros. Los bomberos de Madrid cuentan con dos escalas Magirusde 50 metros. En la práctica, su desarrollo es menor, por la inclinación que han de mantener. Para la persona que es evacuada por este medio, presenta la dificultad añadida del vértigo, que habrá de ser combatido mediante un peldañeo seguro, protegido por los bomberos.

Mangueras de descenso vertical. Altura ilimitada. Permite descender desde cualquier altura por el exterior del edificio en llamas sin sufrir daño ni vértigo, según asegura Antonio Comellas, de la casa que comercializa el producto. Consiste en un triple conducto de material ignífugo, elástico en su interior y adaptable, envuelto en fibra de vidrio y de un diámetro que oscila entre 22 y 50 centímetros. Pueden ser de entrada única o múltiple. En este caso, para evitar avalanchas, la manguera se emboca en cada salida. El descenso se efectúa mediante un deslizamiento sin riesgo. La velocidad de bajada puede regularse mediante la extensión de codos, rodillas, manos y piernas, hasta conseguir el frenado casi completo. Madrid tiene instaladas unas 500 mangueras de este tipo en hospitales, hoteles y otros edificios elevados. En un minuto pueden ser evacuadas 20 personas en condiciones de perfecto orden por este procedimiento, señala Comellas.

Brazo hidráulico. Altura máxima, 62 metros. Sucede lo mismo con el brazo hidráulico articulado, el instrumento de rescate aéreo más elevado de Madrid: tiene 62 metros del altura. El afectado que salga por esta vía lo hará habitualmente acompañado por hasta tres personas, tras introducirse en la cazoleta, de una capacidad para 450 kilos. Con una potencia de 242 caballos, se considera bastante seguro, pero, igualmente, produce vértigo.

Colchón neumático. Para una altura de tres-cuatro plantas. Es una superficie elástica amortiguadora, de unos 42 metros cuadrados de superficie y mullido espesor. Cuenta con el inconveniente del vértigo. El Ayuntamiento gestiona la adquisición en Alemania de un colchón elástico enorme, de unos 42 metros cuadrados.

Lona de descenso inclinado. Altura, tres-cuatro plantas. La persona evacuada sale de espaldas y boca arriba para no enredarse con los pies y voltearse. La posición provoca miedo en el usuario, pero es eficaz en alturas bajas.

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