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Tres heridos graves al estallar dos bombas ocultas en bolsos en una playa y un parque de Vizcaya

Pedro Gorospe

Los terroristas dejaron ayer su huella de sangre en el País Vasco de forma indiscriminada y en plena campaña electoral. Dos bombas ocultas en sendos bolsos de mano, dejados al alcance de cualquiera, sembraron la alarma en los ciudadanos en un día festivo, de afluencia masiva a playas y parques, lugares elegidos en esta ocasión por los terroristas. Atraídas por los bolsos asesinos, tres personas resultaron gravemente heridas: un hombre de 72 años sufrió heridas en los ojos y amputación de las dos manos el estallar una bomba en el parque de Artxanda, cerca de Bilbao; en la playa de la Arena, en Muskiz, una mujer perdió su mano izquierda, y su hija sufrió quemaduras en la cara. Al abrir las carteras les estallaron los 250 gramos de explosivos que contenían. La Ertzaintía [policía autonómica] desalojó inmediatamente casi todas las playas.

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A juicio de las Fuerzas de Seguridad del Estado, después de las primeras investigaciones, los atentados son obra de ETA. Sin embargo, la Ertzaintza ha preferido esperar a. que la investigación esté más avanzada para emitir una opinión definitiva. Para el gobernador civil de Vizcaya, Daniel Arranz, "el medio utilizado es el habitual de ETA", y la construcción de los artefactos también es similar a la utilizada en otras ocasiones por la banda terrorista. La policía autonómica precisó que los dos bolsos de mano, de polipiel, contenían 250 gramos de explosivos cada uno, y un sistema de iniciación eléctrica.Eran las 9,45 de un día algo brumoso en el área metropolitana de Bilbao, pero caluroso y agradable para pasear e incluso para estar en la playa. Resurrección Basarrate Angulo, de 50 años, y su hija Aranzazu García, de 25, habían salido poco antes de Barakaldo. De pronto vieron un bolso de hombre abandonado en la playa de la Arena. Lo cogieron, lo abrieron y les estalló.

La explosión arrancó la mano izquierda a Resurección Basarrate. Su hija sufrió traumatismo en el hombro izquierdo, y quemaduras en el pecho, abdomen y cuello. Se le produjo una hemorragia en los oídos y lesiones en los ojos. Su madre y ella tuvieron que ser ingresadas con pronóstico grave en el hospital de Cruces.

Media hora después de que sufrieran el atentado, a 20 kilómetros de la playa de la Arena, un jubilado de 72 años, Agustín Moreno Sevilla, corrió la misma suerte en Artxanda, un monte próximo a Bilbao. Moreno encontró otro bolso de mano, también de hombre, en unas escaleras situadas en la parte trasera de un restaurante.

Al inspeccionarlo, activó el mecanismo de explosión. El estallido le amputó las dos manos, le inscrustó metralla en el tórax, abdomen, cuello y cara. Las lesiones en los ojos fueron muy graves, con riesgo de quedar ciego.

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El gobernador civil de Vizcaya, Daniel Arranz, alertó a la población para que si encuentran bolsas abandonadas en lugares públicos no las toquen y avisen a las fuerzas de seguridad. "Antes estaba la bomba personal; ahora es la bomba impersonal. En todo caso, están hundiendo al país", manifestó Arranz.

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Municipal rastrearon durante varias horas el campo de fútbol de Garellano, en Bilbao, en busca de otro posible artefacto, cuya colocación había denunciado un comunicante anónimo. El rastreo fue infructuoso. La Ertzaintza también desalojó a lo largo de la mañana las playas más concurridas de Vizcaya y Guipúzcoa. En la operación participaron unos 200 agentes.

Los tres heridos en los atentados fueron intervenidos ayer en el hospital bilbaíno de Cruces, donde quedaron ingresados de pronóstico grave. Agustín Moreno y Resurrección Basarrate fueron operados para "regularizar la amputación" de las manos que sufrieron al abrir los bolsos trampa, mientras que Aranzazu García pasó por el quirófano para extraerle la metralla del abdomen, tórax, cuello y cara. Según el parte médico, las lesiones oculares son graves en los tres casos, pero especialmente las de Agustín Moreno. Madre e hija quedaron ayer ingresadas en la planta correspondiente, pero Agustín Moreno se quedó en la unidad de reanimación.

Ésta no es la primera ocasión en que ETA deja abandonada un bolso con un artefacto que hiere gravemente a un transeúnte. En junio de 1982, el niño Alberto Muñagorri sufrió graves amputaciones tras dar una patada a un paquete colocado por ETA. Según Herri Batasuna, los atentados de ayer no son obra de ETA, sino "el rebrote en Euskadi de la guerra sucia".

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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