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El Supremo ordena repetir el juicio a un cura acusado de agresión sexual a tres deficientes en Cuenca

El Tribunal Supremo ha ordenado repetir el juicio contra el sacerdote Ignacio Ruiz Leal, al que la Audiencia Provincial de Cuenca absolvió, "con todos los pronunciamientos favorables", de los delitos de violación y agresión sexual a tres deficientes mentales, de los que le acusaba el fiscal y la Asociación de Padres y Amigos de Deficientes Mentales (Aspadec). El Supremo anula el juicio oral, por falta de la necesaria publicidad y ordena que se repita con nuevos magistrados, "por elemental garantía de imparcialidad objetiva".El fallo del Supremo, notificado el viernes último al fiscal, anula la dictada por la Audiencia de Cuenca el 28 de diciembre -día de los Santos Inocentes- de 1990 y ordena reponer las actuaciones al momento de la citación para nuevo juicio oral. De acuerdo con lo mantenido por el fiscal y la acusación particular, el Supremo considera que la decisión de celebrar el juicio a puerta cerrada -contra el que protestaron los acusadores- quebrantó el principio constitucional de publicidad. Y recuerda que la audiencia motivó aquella resolución en que "por las circunstancias psicológicas de los ofendidos (deficientes mentales), la presencia de público podría restar libertad y espontaneidad a sus declaraciones, afectando a la eficacia de su testimonio".

La sentencia del Supremo, de la que ha sido ponente el magistrado Justo Carrero Ramos, razona que "las excepciones muy concretas" al principio de publicidad, "han de aplicarse restrictivamente".

Los magistrados que absolvieron al sacerdote con todos los pronunciamientos favorables -y que ahora tendrán que ser sustituidos-, declararon probado que en diciembre de 1989 tres deficientes mentales -de 27, 22 y 17 años- contaron a dirigentes de la Aspadec y al fiscal que el sacerdote Ruiz Leal les invitó sucesivamente a un piso en venta cuya llave poseía, para darle un refreso, regalarle ropa en el segundo y darle un reloj en el tercero. Otros hechos probados, recogidos del relato del fiscal, son que uno de los deficientes fue duchado, secado con una colcha y acariciado en "sus partes"; que a otro le probó un bañador, unos pantalones que le estaban pequeños y una camisa, y que al tercero le tocó por todo el cuerpo, le llevó a la habitación de las dos camas, "le hizo ponerse a gatas", "le sujetó las manos", "le hizo mucho daño en el culo", y le dijo que se vistiera y se fuera, "que si contaba algo a alguien lo mataba y que volviera otro día a por el reloj".

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