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El arbitraje madrileño encuentra vocaciones

El curso de colegiados bate récords

El arbitraje madrileño se salva de la crisis de vocaciones. A pesar de que la actual plantilla de colegiados (unos 600) es aún insuficiente para cubrir el millar de partidos de cada fin de semana, los cursos oficiales para ser árbitro encuentran cada vez más adeptos. Impartir justicia en los terrenos de juego madrileños no es especialmente peligroso y está compensando económicamente.

El próximo día 1 de febrero se cierra el plazo para apuntarse, de manera gratuita, al curso de la asociación madrileña de árbitros. La cifra de los inscritos en esta convocatoria (más de ochenta) representa un récord para la federación.El único requisito que deben cumplir los aspirantes es el de ser mayores de 15 años. Nada más. Las cerca de treinta clases teóricas que recibirán durante tres meses les servirá para conocer las reglas futbolísticas. Quienes superen esta primera prueba tendrán la oportunidad de vestirse de negro para arbitrar partidos de fútbol-7 (fútbol sala con siete jugadores). No faltarán espías que examinen sus movimientos.

El último curso impartido por la asociación madrileña resultó un éxito. De los 70 inscritos, 49 superaron las pruebas y ya están en condiciones de arbitrar en categoría infantil. Sólo dos chicas intentaron conseguir una plaza y ambas fracasaron.

En el curso que está a punto de comenzar, la cifra de inscritos es aún mayor. Y no resulta fácil, ni siquiera para los responsables federativos, dar con las causas que expliquen tan repentina y generalizada vocación. Antes del curso de octubre, la cifra de inscritos era bajísima.

El dinero tiene algo de culpa, creen los responsables. Los sueldos pagados por el colegio han crecido considerablemente. En la menor de las categorías, el árbitro recibe 2.500 pesetas por partido, cifra que se puede doblar o triplicar por mor de una sencilla operación aritmética: en Madrid hay 600 árbitros y cada fin de semana se disputan unos mil partidos. A algunos les toca visitar el mismo día más de un campo.

Sueldos

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Los sueldos dependen, lógicamente, de la categoría. Quienes consiguen llegar a la Tercera División reciben 46.000 pesetas por partido arbitrado. Pero con esa cantidad tienen que hacer frente a un buen número de gastos, tales como pagar a sus jueces de línea, abonar 8.000 pesetas para el mantenimiento del fútbol base o 5.000 por tasas del colegio arbitral. Pero sin vocación, y pese al dinero que haya por medio, se antoja complicado aguantar la presión a la que están sometidos los árbitros en cada partido. Insultos, amenazas y, de vez en cuando, alguna que otra agresión. Madrid es, en este sentido, una de las comunidades más pacíficas. Las estadísticas la sitúan en el quinto puesto nacional, después de Badajoz, Jaen, Córdoba y Sevilla.A Bernardo González, gerente de la asociación madrileña de árbitros, le gustaría que la policía no faltara en ningún campo de fútbol. "Las cosas han mejorado", asegura, "pero no es suficiente. Hay campos en que ni la policía ni la Guardia Civil aparecen. El árbitro está indefenso".

Sin embargo, ha descendido el número de agresiones. En lo que va de mes, sólo dos colegiados han sido agredidos en la Comunidad de Madrid, una cifra irrisoria comparada con la de hace unos años. En el mes de diciembre se produjo uno de los hechos más curiosos de los últimos tiempos: un jugador del Chapinería golpeó al colegiado en el minuto uno de partido. Y lo hizo tras señalar el árbitro una falta a su favor. Según todos los indicios, el jugador estaba totalmente borracho. Los próximos 25 domingos tendrá que dejar las botas en casa.

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