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La generación Aznar

Jóvenes dirigentes sin ataduras con el pasado desembarcan en el PP para preparar el asalto al poder

Juan José Lucas, presidente del Gobierno autónomo y del Partido Popular en Castilla y León, contempló la mesa en torno a la cual estaba reunida la permanente regional del partido y exclamó: "Hemos renovado el partido, vaya si lo hemos hecho. Siete caras nuevas y sólo dos repiten".Acababa de terminar la oleada de congresos provinciales de noviembre y, de las nueve provincias de la región, siete habían cambiado de presidente. Los populares le han dado la vuelta a los escalones intermedios de su organización, incluso en las comunidades donde gobiernan y rozan en ciertas zonas votaciones "a la búlgara", muy por encima del 50%. El gran desembarco pretende preparar el salto definitivo al poder en las próximas elecciones generales.

"Estoy en el partido por José María Aznar", proclama Ángel Acebes, uno de los nuevos presidentes provinciales sentados a la mesa con Lucas aquel martes de noviembre. Abogado, alcalde de Ávila, senador y desde hace pocas semanas presidente provincial del partido, Acebes, de 35 años, padre de dos hijos de siete y cuatro años, representa una nueva generación de dirigentes del centro derecha que exhibe el nombre de Aznar como marca de fábrica y hace bandera del presidente nacional.

En su caso, además, existe una relación personal. Aznar se estrenó como diputado por Ávila, cuando nadie daba un céntimo por su futuro y sólo un grupo de amigos apostaron por aquel joven del bigotito y el pelo exageradamente engominado, con aspecto de decidido preparador de oposiciones, que había lanzado en paracaídas desde Madrid Manuel Fraga.

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El médico Feliciano Blázquez, que decidió ayudar al joven aspirante, quería montar un partido de verdad en Ávila y buscaba colaboradores. Pidió ayuda a Acebes, por entonces un joven abogado sólo relacionado con la política a través de amistades con los jóvenes de UCI) y los círculos liberales de Salamanca, donde cursó Derecho. En 1983, para librarse del compromiso, Acebes aceptó ir en la lista para las municipales, pero en puesto de no salir. Diez años después, el congreso provincial le entregaba las riendas del partido en el feudo de Adolfo Suárez y el CDS.

Uno de los éxitos que nadie discute en el PP a Aznar es su habilidad para promover cambios bastante radicales sin que rechine la vieja maquinaria ni se descompongan las piezas. Dicen sus colaboradores que el secreto consiste en hacer las cosas con decisión y suavidad al mismo tiempo, dar salidas honorables a casi todo el mundo y dejar bien claro siempre que se sacará el mazo si no funciona la zanahoria. "Naturalmente, siempre funciona la zanahoria", aclaran.

Acebes tiene una visión algo más beatífica y niega que la renovación haya sido una gran cabalgada para desplazar a las viejas guardias fragistas. "Los antiguos pioneros de AP", asegura, "siguen afiliados y, además, me han votado". ¿El aval para cambiar el partido sin traumas es el éxito electoral de junio? "No creo", señala. "La clave es que se ha entendido el mensaje de Aznar, dejar la política de resistencia y contribuir a que el cambio necesario se haga posible, con un mensaje centrado, liberal".

El alcalde de Ávila, enfundado en un traje azul discretamente elegante, gesticula con energía cuando sostiene que la imagen habitual de frialdad de Aznar "no se siente así en el partido". El líder "ha sido capaz de insuflar ese espíritu de generosidad" que explica relevos en cascada sin apenas traumas y desplazamientos de dirigentes donde el PP barre en las urnas y la continuidad podía haberse justificado.

¿Y por qué militar en un partido de derechas? Acebes, que se declara liberal, no se considera de derechas. "En una democracia, para que lo sea de verdad", explica, "tiene que haber alternancia. Yo apoyo una opción, alternativa al actual Gobierno, que se apoya en la idea de libertad. Lo progresista es la libertad y no está siempre a la izquierda".

Concibe la política como "una responsabilidad temporal", desde la que es posible "ayudar a que la gente viva un poco mejor y sea un poco más libre"; no tiene ninguna duda de que el PP con Aznar al frente ganará las próximas elecciones generales y se propone desde su nueva responsabilidad de presidente provincial "abrir el partido a la sociedad" y romper "el injusto desprestigio en que ha caído la política".

"Da un poco de vergüenza confesar ahora que eres político", afirma con énfasis, "y ésa es una gravísima responsabilidad que ha contraído el PSOE permitiendo o no combatiendo la corrupción". ¿Le gustaría afiliar a un abulense ilustre como Adolfo Suárez? Acebes contesta, un punto sorprendido e incómodo, que sí, naturalmente, estaría encantado, porque Suárez representa una forma de gobernar equilibrada y respetuosa con las instituciones, que el PP precisamente se propone recuperar.

Desde la alcaldía, donde gobierna con mayoría de 11 concejales frente a 6 del CDS, 4 del PSOE y 1 de IU, el nuevo presidente del PP de Ávila dice que lucha por garantizar a sus convencinos el agua y por definir con ellos un futuro para una ciudad de 49.868 habitantes, declarada por la Unesco patrimonio de la humanidad.

Varón, cuarentón y nuevo en la plaza

Es varón, roza los cuarenta años, casado, con dos o tres hijos, licenciado universitario -preferentemente en Derecho- o titulado medio, y se incorporó al PP en los últimos ochenta, atraído por la refundación del partido de Manuel Fraga en Partido Popular. Éste es el perfil medio del nuevo dirigente que acaba de tomar las riendas del partido en una de las siete comunidades autónomas o las 3 1 provincias o islas que han cambiado de presidente tras el verano.El benjamín, Jaime Bretón Besnier, es un licenciado en Derecho de 27 años, concejal de Sevilla, elegido nuevo presidente provincial. El decano, Gabriel Martínez Paños, de 63 años, es abogado y concejal de Lezuza (Albacete). Martínez Paños es uno de los raros supervivientes de Alianza Popular que ha conseguido la presidencia del partido en su provincia.

Los nuevos dirigentes tienen una tarea muy concreta: trasladar a la base del partido las claves de cambio generacional y renovación política e ideológica que Aznar impulsa desde hace años y que el electorado, subraya la dirección del PP, refrendó en las urnas el 6 de junio.

Seguirán los congresos locales, ya iniciados en Andalucía para poner a punto la maquinaria con la vista puesta en las autonómicas de la próxima primavera. Fuentes del PP confiesan que éste será el trance más delicado, porque es en las organizaciones locales donde perviven situaciones de verdadero caciquismo y restos de derecha ibérica pura y dura.

De los 38 dirigentes de la última hornada, sólo tres son mujeres. La presencia femenina, numerosa y cualificada en la cúpula ejecutiva y exhibida con profusión en los medios de comunicación audiovisuales, apenas encuentra reflejo en los escalones inferiores. Solo Fuerteventura, Lérida y Palencia han elegido presidentas, María Luz Saavedra, María Pilar Arnalot y María Valentina Calleja, respectivamente.

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