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Una mujer de 22 años, acusada de envenenar al nieto de su marido

Una mujer de 22 años de edad ha sido encarcelada, acusada de intentar asesinar por envenenamiento al nieto de su marido. El suceso es tan inaudito como complejo, y está siendo investigado por un juez de Madrid. El marido, que tiene 50 años y es funcionario público, se casó con una mujer de 22 al enviudar. La hija del primer matrimonio es una joven de 17 años. Ésta tiene un bebé de 18 meses, y vive con su padre y su madrastra la presunta asesina), cinco años mayor que ella. Los celos entre la hija y la esposa, que también es madre de un bebé de 18 meses, son el presunto móvil del intento de asesinato.

La esposa está en la cárcel, presuntamente por haber atiborrado de pastillas y alcohol al indefenso nieto de su marido.Es éste uno de los casos en los que la realidad supera la ficción. Los celos entre ambas mujeres tienen su origen en que, supuestamente, el padre y abuelo de los bebés miraba mejor a un niño que a otro.

El pequeño se salvó porque fue atendido urgentemente en un hospital. No se sabe cómo llegaron las pastillas y el alcohol al pequeño estómago del bebé: si la mezcla fue disuelta en el biberón o la ingirió directamente.

El drama familiar comenzó cuando el funcionario abuelo del bebé enviudó y contrajo matrimonio con una joven que hoy tiene 22 años. Las dos mujeres (su hija y su nueva esposa) se quedaron embarazadas casi a la par. La madre del bebé objeto del intento de asesinato está separada, por eso vive con su padre. Es el único que lleva dinero a casa todos los meses.

Ambas muchachas dieron a luz a sus respectivos bebés con escasos días de diferencia. Cualquier atención del funcionario sobre alguno de los niños no hacía más que alentar los celos. "Hasta el punto de que hoy se odian a muerte", según fuentes, de la investigación.

Pese a que es la abuelastra la que ha ingresado en Carabanchel, un halo de misterio rodea este caso. Tan intrincado está el asunto que los investigadores han llegado a pensar incluso en que la autora del envenenamiento pudo haber sido la propia madre. ¿Por qué?: "Como arma arrojadiza; para hacerle ver al padre que su madrastra era muy mala", indican los investigadores.

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Lejía en el zumo

La madre del bebé envenenado niega contundentemente haber cometido tal fechoría contra su propio hijo. En sus acusaciones contra la esposa de su padre, va más alla. Un día, según tiene declarado, su madrastra echó lejía en un vaso de zumo que ella había preparado para su niño. Pesa también a favor de la inocencia de la madre el hecho de que fue ella quien encontró al bebé semiinconsciente en la cama y, urgentemente, le llevó al hospital.

La investigación judicial no ha concluido. Para el juez, lo único cierto es que el niño fue objeto de un claro intento de asesinato. Y que la autora del envenenamiento fue o la abuelastra o la madre del bebé. "Ninguna otra persona pudo ser", subrayan los investigadores. Sólo ellas estaban en la casa, ubicada en el distrito de Argüelles.

Un día del pasado mes de julio -y tras una discusión sobre la culpa de un extraño incendio en el domicilio- la madre del bebé entró en el dormitorio de su pequeño: estaba sobre una cama, gravemente enfermo. Enseguida le trasladó al hospital. Al menos, ésa es su versión. Los médicos diagnosticaron rápidamente el mal: envenenamiento. En su pequeño estómago detectaron una importante dosis de alcohol y de pastillas. Si no hubiera sido por las rápidas atenciones médicas, el niño habría muerto.

El juez y el abogado defensor de la joven abuelastra se trasladaron hace unos días al domicilio familiar para efectuar una reconstrucción de los hechos. La prueba judicial ha resultado inútil. Las dudas persisten. La esposa del funcionario salió de la cárcel, custodiada por la policía, para participar en la reconstrucción; después fue conducida de nuevo a Carabanchel. Se enfrenta a una posible condena de 20 años.

Desde que le dijeron que su nieto había sido envenenado (y que su esposa había ingresado en prisión como presunta autora), el abuelo está anonadado. No sabe qué pensar, ni a cuál de las dos mujeres creer.

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