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Los 11 países de la CEI logran un acuerdo para mantener el espacio económico de la antigua Unión Sovietica

Los presidentes de los países miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) suscribieron ayer un acuerdo económico en el que fijan un marco amplio de colaboración para la mayor parte de los países que formaron la Unión Soviética. A la reunión asistieron los once miembros de la Comunidad -Azerbaiyán se reintegró ayer- y Georgia envió a su primer ministro.Si a ello se suma que la reticente Ucrania ha suscrito el pacto, aunque sea bajo la fórmula de país asociado, y la más reticente Turkmenistán anunció la posibilidad de suscribirlo, cabe deducir que la moribunda CEI ha recibido un cierto estímulo para sobrevivir.

El acontecimiento, sin embargo, despertó ayer un interés más bien escaso en una ciudad de Moscú mucho más preocupada por los sucesos de la Casa Blanca. Ni siquiera se celebró la tradicional conferencia de prensa que ofrecen todos los presidentes tras estas cumbres para explicar los acuerdos y exponer sus opiniones sobre política general, quizá para evitar que el anfitrión, Borís Yeltsin, se viera obligado a contestar un alud de preguntas sobre su enfrentamiento con el Parlamento. El dirigente que presidió la cumbre, el bielorruso Stanislav Shushkiévich, compareció ante los periodistas y, dejó claro desde el primer momento que los jefes de Estado reunidos, -ayer no falló ninguno- apoyaron a Yeltsin "en su reforma constitucional y le desearon éxito en sus reformas".

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En el discurso que pronunció en la cumbre, Yeltsin subrayó que con acuerdos como el de Unión Económica la CEI tiene posibilidad "de convertirse en una de las más influyentes comunidades de naciones del mundo", e interpretó la asistencia de todos los presidentes como una manifestación "del avance común por el camino de las reformas y del reforzamiento de la Comunidad". Víktor Chemomirdin, primer ministro ruso, compartió la conferencia de prensa con Shushkiévich y calificó la firma del acuerdo de Unión Económica como "un gran acontecimiento en la CEI".

No fue muy explícito con respecto a su contenido, aunque apuntó que establecía el marco para que los países miembros llevaran a cabo una política económica coordinada en la perspectiva del restablecimiento del mercado único.

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Impulsar la producción

"Si este año", agregó Chernomirdín, "elaboramos los 30 documentos que deben desarrollar el acuerdo, será posible que en 1994 se detenga la caída de la producción en Rusia y en otros países". Subrayó que ese descenso de la producción se debe en buena medida a la "destrucción del espacio económico común" que formaba la desaparecida Unión Soviética.

Dentro del acuerdo económico marco caben pactos como el que ha permitido a Rusia imponer sus criterios de política monetaria, presupuestaria e impositiva sobre Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Tayikistán y Uzbekistán, países que han decidido mantener el rublo ruso como moneda propia. Junto a él caben acuerdos mucho más laxos sobre intercambios de mercancías o coordinación de políticas económicas, que es a lo que está dispuesta Ucrania de momento.

Borís Yeltsin, en su intervención ante el plenario, se mostró partidario de llevar el acuerdo de Unión Económica hacia la creación de un mercado único en los límites de la desaparecida Unión Soviética: abogó por el establecimiento de una zona de libre comercio y por una fuerte coordinación de las políticas monetaria y crediticia.

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