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Mitterrand: "Bérégovoy prefirió morir a sufrir la afrenta de la duda"

JAVIER VALENZUELA, "Pierre Bérégovoy prefirió morir a sufrir la afrenta de la duda", afirmó ayer con la voz quebrada por el dolor François Mitterrand. Con profundas ojeras, corbata negra y al borde de las lágrimas, el presidente francés rindió homenaje a Pierre Bérégovoy en el exterior de la catedral gótica de Nevers, donde acababan de celebrarse los funerales por el último primer ministro socialista. Tenía delante a decenas de dirigentes políticos de derecha o izquierda y a millares de vecinos de la localidad de la que Bérégovoy era alcalde y en la que el pasado sábado se quitó la vida.

Al suicidarse, Bérégovoy, según Mitterrand, quiso lanzar "una gran advertencia a los franceses". "Todas las explicaciones del mundo", dijo el presidente, "no pueden justificar que se haya arrojado a los perros el honor de un ser humanoBérégovoy, "ese niño pobre, hijo de un padre inmigrante, ese hombre íntegro y bueno que tuvo la suerte de educarse en una familia que le enseñó que la vida se gana a base de trabajo, constancia y estudios"sufrió "la injusticia de no poder quejarse, de no poder gritar".

El presidente francés agradeció la presencia en los funerales, retransmitidos en directo por dos cadenas de televisión y. numerosas estaciones de radio, de muchas personalidades de la actual mayoría de centro-derecha, entre ellas el primer ministro, Edotiard Balladur; el presidente de la Asamblea Nacional, Philippe Séguin, y el expresidente de la República Valéry Giscard d'Estaing. También asistieron el dirigente comunista Georges Marchais y los presidentes de las cinco centrales sindicales.

En alusión a las críticas de la derecha sobre la herencia dejada por Bérégovoy, Mitterrand, citando a periódicos estadounidenses y alemanes, dijo: "Realizó una extraordinaria mejora de la economía francesa, hasta tal punto que sus cuentas están hoy más saneadas que las de Alemania y su moneda es una de las más sólidas del mundo". Y añadió: "No podía impedir que lo que no dependía de él, la crisis económica mundial, golpeara a los franceses y se tradujera en la pesadilla del paro".

"No sabíamos que le queríamos tanto, si no, se lo hubiéramos dicho" dijo el día anterior una joven con los ojos enrojecidos que, como otras 4.000 personas, llevó rosas de mayo al hospital parisiense donde reposaban los restos de Bérégovoy. Otras 15.000 le despidieron ayer en el palacio ducal de Nevers. En uno y otro sitio, mucha gente acusaba a la prensa de haber "humillado" al ex primer ministro.

Libertad de información

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El suicidio de Bérégovoy ha provocado una monumental polémica sobre los límites de la libertad de información. Numerosos socialistas acusan a los medios de comunicación, y en particular el semanario Le Canard Enchaîné y los programas satíricos de la televisión, de haberse cebado con Bérégovoy a propósito del préstamo sin intereses que recibió de -un empresario de dudosa reputación.

"Hay palabras y caricaturas que son más mortíferas que las balas" dijo Laurent Fabius.

Pero el que ha ido más lejos ha sido François Léotard, ministro de Defensa del actual Gobierno de centro-derecha, quien aseguró que Bérégovoy ha sido "asesinado" por los medios de comunicación, que practican "el fascismo elegante, el encanto discreto de la calumnia, el rechazo de toda responsabilidad, de todo compromiso que no sea la ironía".

A título individual o a través de los medios y las organizaciones profesionales, la profesión periodística francesa ha rechazado las acusaciones de la clase política. "El tema del préstamo recibido por Bérégovoy fue abordado por su carácter estrictamente informativo y, en ningún momento, el fallecido ex primer ministro recibió un trato particularmente cruel o sañudo", recordó ayer Edwy Plenel, de Le Monde. El propio Bérégovoy había declarado en el verano de 1992 a la cadena de televisión France 3: "Cuando uno asume responsabilidades políticas, debe aceptar de antemano todas las consecuencias". Y en plena polémica sobre el préstamo, afirmó: "Reconozco que he cometido una torpeza, aunque no una deshonestidad".

La clave del suicidio de Bérégovoy quizá la ofrece Le Canard Enchainé. El ex primer ministro, según informa el semanario ahora puesto en la picota, estaba "aterrado" ante la posibilidad de que el juez Thierry Jean-Pierre le convocara esta semana a su despacho para pedirle explicaciones sobre el préstamo. Temía, exageradamente, según los testimonios de Le Canard Enchainé.

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