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Un joven muere al caer de un cuarto piso tras una reyerta con su padre

Francisco Peregil

Roberto Aguiaga anduvo de juerga en la madrugada del jueves con su cuñado Antonio. Cuando regresaron a casa, en Entrevías, encontró al padre borracho. Intercambiaron insultos, como siempre, y Roberto, de 18 años, se acostó en su habitación con Antonio, también de 18, para no despertar a la familia.Por la mañana, hijo y padre continuaron discutiendo. Benito Aguiaga, el padre, pretendió forzar la puerta de la habitación, y el hijo le rajó la mano con un cuchillo. El padre agarró otro cuchillo -"abre, que te voy a matar, te voy a matar"- y asestó cinco puñaladas a la puerta, mientras el hijo y Antonio la apalancaban con la cama y las mesillas.

Sólo había una salida: la ventana. Antonio logró escapar, pero Roberto cayó desde el cuarto piso al colgarse de un cable.

Carmen Cañetas, la esposa de Benito y madre de Roberto, limpia bares, tiene 44 años, siete hijos y el ojo derecho semicerrado. Con una bata de guata, derrumbada en el sofá de casa y un cigarro en la mano que alguna vecina le colocó, gritaba: "Es un hijo de puta, es un hijo de puta, me ha dejado sin hijo, igual que me dejó sin los otros dos".

Los otros dos, según explicó Antonio, cometieron hace varios años algunos delitos, y los jueces retiraron a los padres la tutela. Desde entonces, sólo saben de ellos que viven con alguna familia. "Yo no estaba en casa, me enteré después, pero ese hijo de puta tenía que estar muerto", continuaba Carmen.

El llanto de un niño

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En la habitación de Roberto se veían ayer las camas deshechas, su ropa vaquera, unos mecheros con imágenes de chicas desnudas y alguna figura del Cristo de Medinaceli. "Le gustaba colgarse cosas un poco hippies, como a mí", aclaraba el cuñado.

Antonio, quien se había encargado de colocar la ropa en su sitio tras la muerte, explicaba cómo ocurrió todo: "Solíamos salir por la zona de Argüelles, aunque no me acuerdo de dónde estuvimos esa noche. Sé que el padre andaba por aquí, dando vueltas borracho, y que empezó' a insultar a Roberto. Nos acostamos, y por la mañana mi novia nos despertó diciendo que el niño de su hermana estaba llorando; entonces yo lo desperté [a Benito] para que hiciera algo, y él empezó a meterse con el hijo. Roberto le dijo: 'déjame dormir en paz', y él empezó a insultarle. Quisimos cerrar la puerta, pero él metió la mano para abrirla y Roberto le rajó algún tendón con un cuchillo. Entonces nos pusimos a colocar la cama y las mesillas detrás de la puerta, pero el padre volvió con otro cuchillo, pegándole patadas y apuñalándola [ayer se observaban en la puerta cinco agujeros con astillas]. Yo le pedía al padre: 'No entres, déjalo en paz, que ya ha tirado el cuchillo'. Decidimos huir por la ventana. Yo pasé a la terraza, y de ahí, a la cocina. Entonces fui a aguantar al padre, que ya estaba calmado, mientras la Beatriz [hija de Benito y novia de Antonio] le curaba la mano. Roberto se había colgado para escapar por un cable de televisión que ya tenía él preparado. Yo no sé si el cable se partió o lo había medio cortado antes el padre. La policía está investigando ahora unas tijeras llenas de sangre".

Fuentes de la comisaría de Entrevías indicaron que todo da a entender que el chico se cayó sin que nadie provocara directamente su muerte. "En esa familia", agregaron las citadas fuentes, "casi todos sus miembros han mantenido alguna vez relaciones con la justicia". Algunos vecinos aseguraron que el padre se dedicaba a la venta de droga, aunque Antonio lo desmintió.

El cuñado de Roberto explicó cómo auxilió a su amigo. "Bajé a la acera y aún vivía. Yo le sacaba la sangre de la boca con los dedos para que pudiera respirar, y le succionaba de vez en cuando, hasta que llegaron los de la ambulancia. El padre, mientras, estaba aquí en su casa fumándose un cigarro, y la Beatriz le curaba la mano".

El joven llegó al hospital Gregorio Marañón con vida, pero falleció al rato. El padre llegaría 24 horas después a la sección psiquiátrica del mismo hospital.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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