De los nervios
El saludo "¿Qué tal está usted?" se suele contestar: "Tirando". Todo el mundo parece invadido por el pesimismo y un simple saludo le basta para manifestar su infortunio.Cuando la cortesía formaba parte de las normas de convivencia, el saludo tradicional se respondía con un protocolario "`Muy bien, ¿y usted?", y concluía: "Yo también, gracias a Dios". Tanta felicidad era mentira, naturalmente, mas la buena crianza exigía no atribular a los demás con las cuitas propias. "Si se quema la casa, que no salga el humo", aconsejaba la sabiduría popular. Ahora, en cambio, la educación es un valor a la baja, y si a uno le preguntan por su salud, se cree que le están haciendo una auditoría.
Algo le sucede a la sociedad española cuando prácticamente todo el mundo dice que va tirando, excepto los que exclaman "'¡Jopé!"', y ponen cara de tragedia. Según expertos en patologías del alma, se trata de un estrés colectivo, lo cual explica que los fármacos de mayor venta sean tranquilizantes. Sin embargo, hubo épocas peores. Durante la posguerra, por ejemplo, se pasaban hambres caninas y a nadie le daba el estrés por eso. "En mi casa no comemos, pero nos reímos"', comentaban algunos, y era buena filoSofia para distraer la inanición. Un proverbio inglés lo expresa de otra forma: "Si consientes que un problema te deprima, lo habrás convertido en dos problemas".
Ahora, en cambio, por el simple revoloteo de una mosca, la gente se pone de los nervios y querría pegarse con su padre. Una pura incoherencia, pues bastaría aplicar al bienestar actual la conformidad que había en tiempos de miseria. Pero entonces la, gente alcanzaría la felicidad, y esto es una quimera. El hombre tiene continuas apetencias, y como no las puede colmar, su vida transcurre dolorosa e infelice. Lo descubrió Schopenhauer una noche de calentura.