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Por la libertad de Aung San Suu Kyi

Los abajo firmantes, premios Nobel de la Paz, expresamos mediante esta carta nuestra inquietud por la continuada detención en Birmania de nuestra hermana, la también laureada con el Nobel, Aung San Suu Kyi. Condenamos con la máxima energía al Gobierno del Consejo Nacional para la Restauración de la Paz y el Orden (SLORC) por negarle sus derechos fundamentales de expresión y de asociación política. Al igual que otros centenares de personas, su detención es ilegal y debe ser puesta en libertad.Las resoluciones adoptadas por Naciones Unidas son el reflejo de la magnitud de la protesta pública por la suerte de Aung San Suu Kyi. Unimos nuestras voces a la de la comunidad internacional y pedimos su liberación inmediata e incondicional, así como el restablecimiento de la democracia en Birmania.

Al concederle el Premio Nobel de la Paz en 1991, el Comité Nobel reconocía la integridad y abnegación que distinguen a Aung San Suu Kyi y admiraba su constante y eficaz práctica de los principios de la no-violencia formulados por Gandhi, a pesar de que ello hacía peligrar su vida y la de sus compañeros. El comité resaltaba la tenacidad con la que defendía los derechos humanos y la igualdad ante la ley de todas las minorías étnicas de Birmania. Es trágico que sean precisamente esos valores y esa práctica la causa del encarcelamiento de Aung San Suu Kyi.

En 1988, el Gobierno militar que precedió al SLORC respondía a la presión de la población birmana y se comprometía a celebrar elecciones libres y a iniciar el proceso de restablecimiento de la democracia. Pero, apenas nuestra hermana Aung San Suu Kyi accedió a ella presentándose como dirigente de la Liga Nacional para la Democracia, fue encarcelada por su actividad política, ocho meses antes de las elecciones.

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El partido democrático, que ella seguía dirigiendo a pesar de su privación de libertad, obtuvo una mayoría aplastante de escaños en el Parlamento nacional. Poco tiempo después, el SLORC encarcelaba a un gran número de dirigentes políticos elegidos democráticamente por el simple hecho de haber participado en el proceso democrático del país.

Reducida al silencio por haber expresado el deseo de servir a su pueblo y encarcelada por haber demostrado ser capaz de hacerlo, Aung San Suu Kyi, cuyo entusiasmo y valor son irreprimibles, languidece en arresto domiciliario.

La reclusión de Aung San Suu Kyi, que dura tres años y medio, en la mayor parte de los cuales le ha sido negado todo contacto, incluso con su familia, es un flagrante mentís a la declaración del SLORC de asegurar la transición hacia un régimen civil. Conforme a la filosofía de Gandhi, nuestra hermana ha seguido varias huelgas de hambre como signo de protesta no sólo contra su detención, sino también contra la de sus compañeros.

Es hora de que el SLORC comprenda que la represión, apoyada en la violencia, la crueldad y la tortura, no hace más que prolongar la incertidumbre que reina sobre el futuro de Birmania como nación.

Gracias al apoyo del Centro Internacional de los Derechos Humanos y del Desarrollo Democrático, cuya sede está en Montreal, Canadá, una delegación de premios Nobel de la Paz había proyectado ir a Rangoon con objeto de entrevistarse con los máximos dirigentes del SLORC y lograr la liberación inmediata de nuestra hermana Aung San Suu Kyi y de otros centenares de presos políticos cuyo único crimen contra el Estado consiste en haber expresado sus convicciones por medios no violentos.

Como el régimen del SLORC les ha negado los visados de entrada en Birmania, los integrantes de la misión han decidido ir a la frontera de Tailandia con Birmania para recoger personalmente los testimonios de los refugiados sobre las atroces violaciones de los derechos humanos que se perpetran en Birmania.

En nuestra calidad de premios Nobel de la Paz, tenemos el honor de expresar nuestra admiración sin reservas por Aung San Suu Kyi y nuestro firme apoyo tanto a ella como a la lucha por los derechos humanos que ella encarna. Aung San Suu Kyi ha escrito: "Aquellos que desean construir una nación ( ... ) deben liberar primero su espíritu de la apatía y el miedo".

Llamamos al SLORC a que respete su compromiso de constituir una Asamblea nacional democráticamente elegida, a que libere a Aung San Suu Kyi y a todos los miembros de la Asamblea hoy encarcelados y a que permita que el Gobierno civil, democráticamente elegido, asuma sus responsabilidades en el seno de su jurisdicción, permitiendo así que prosiga el proceso de vuelta a la democracia.

Si el SLORC se siente realmente responsable del futuro de Birmania, es imperioso que libere a Aung San Suu Kyi, sin más dilaciones y ningún tipo de condiciones.

son premios Nobel de la Paz 1976. Firman también este texto los premios Nobel de la Paz Ross Danieis, Adolfo Pérez Esquivel, Linus C. Pauling, Desmond Tutu, Elle Wiesel, Óscar Arias, el Dalai Lama, Rigoberta Menchu y Mijaíl Gorbachov, y las organizaciones Amnistía Internacional, el Instituto de Derecho Internacional, International Physicians for the Prevention of Nuclear War y American Friends Service Committee.

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