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Una anciana espera el juicio por la muerte con gas de su hijo inválido

"Mi niño es bueno". María P. L., de 65 años, habla en presente siempre que alude a su hijo. No se resigna a pensar que está muerto. Fernando S. P. (27 años), paralítico de nacimiento, murió en su cama. Junto al cuerpo inerte, su tía encontró también a su lado a María, inconsciente, y junto a ambos, una bombona de butano con la espita abierta. Ella también inhaló mucho gas, pero no falleció. Un juez ha procesado a María por la muerte de su hijo, ocurrida el pasado 25 de mayo.

El magistrado sospecha que María, víctima de una fuerte depresión, no pudo soportar sus muchas tragedias familiares y decidió poner fin a su vida y a la de su hijo enfermo para evitarle sufrimientos, según confiesan los abogados defensores.María y Fernando vivían solos en un barrio marginal de Madrid. El muchacho tenía inmovilizada toda la parte derecha del cuerpo. Desde que nació, su madre había cuidado de él: lo acompañaba al autobús del colegio, le duchaba...

María, que sufre amnesia total y que ahora se encuentra en tratamiento psiquiátrico, no recuerda nada de lo que ocurrió la noche del 25 de mayo en el domicilio familiar. La tarde anterior asistió con su hijo a una comunión. "Estuvieron muy a gusto; nada hacía pensar ese día en la tragedia que se avecinaba", han confesado algunos de sus familiares. A la mañana siguiente, una cuñada de María entró en la casa y encontró a ambos tendidos en la cama; él estaba muerto y ella insconciente. El olor a gas ínvadía el dormitorio.

Ella fue trasladada al hospital Doce de Octubre, donde se le reanimó, y después, por orden del juez, fue conducida al área de psiquiatría del hospital acusada de ser la presunta autora de la muerte de Fernando.

Con posterioridad, otro juez decretó su ingreso en el Hospital Provincial de Psiquiatría. Salió en libertad hace unas semanas. "Su comportamiento ha sido excepcional% según confiesan sus abogados, Enrique de la Higuera y Francisca Cobos.

¿Quien llevó la bombona de butano al dormitorio? El enigma no se ha desvelado aún. "Y dificilmente se podrá saber lo ocurrido", matiza De la Higuera. El juez sospecha que fue la madre. "Aunque pudo ser perfectamente el propio hijo: era un muchacho corpulento y con mucha fuerza en la parte del cuerpo no inmovilizada", refuta De la Higuera.

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Cadena de desgracias

La hipótesis de que María, angustiada por los muchos mazazos que le había dado la vida y deprimida por la grave afección que sufría su hijo, decidió abandonar este mundo con su hijo gravita en el ambiente.

La angustia de María comenzó a finales de los cincuenta, cuando la familia emigró a Suiza en busca de trabajo. Allí nació Fernando, con su grave dolencia congénita. La mujer perdió a su marido (víctima de un cáncer que le retuvo atado a una cama con fuertes dolores durante seis meses) en 1986. Pocos años antes presenció, impotente, la muerte de su primer hijo, atropellado por un camión; otro de sus vástagos, de cinco años, también murió víctima de otra grave enfermedad.

"Ha sufrido muchas depresiones. Después de tanto y tan seguido infortunio le quedaba Fernando, pero casi impedido", aseguran sus abogados, que rechazan que María cometiera el parricido.

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