Fermín Cacho encumbra al atletismo español con su rotunda victoria en los 1.500 metros
El estadio rugió. Fermín Cacho alcanzó ayer el éxito más espectacular en la historia del atletismo español. En la prueba reina del medio fondo, los 1.500 metros, Cacho, un soriano de 23 años, ganó la medalla de oro con la autoridad que sólo se permiten los grandes mitos de este deporte. Fermín Cacho, que atacó en los últimos 300 metros, se impuso a todos los favoritos y, cruzó la meta con un tiempo de 3.40.12. Esta es la cuarta medalla del atletismo español en los Juegos Olímpicos de Barcelona, después del oro de Daniel Plaza en 20 kilómetros marcha, la plata de Antonio Peñalver en el decatlón y el bronce de Javier García Chico en el salto con pértiga.
Los Juegos Olímpicos de Barcelona, que acaban esta noche con la ceremonia de clausura, pasarán a la historia por el extraordinario éxito de los deportistas españoles. En 92 años, desde Atenas en 1896 hasta Seúl en 1988, España había sumado 26 medallas y era el 370 país del mundo en la clasificación total. En apenas 15 días, ha cambiado su imagen ante el mundo.Anoche ya se había asegurado 22, al adjudicarse dos medallas más, el oro de Cacho y la plata de Carolina Pascual en gimnasia rítmica. La selección de waterpolo ganaba también una nueva medalla al derrotar a Estados Unidos por 6-4 y pasar así a la final, donde se decidirá el color del trofeo. En el Camp Nou, 95.000 personas aclamaron al equipo español de fútbol, que, en un gran partido, consiguió otra medalla de oro contra Polonia. En tenis, sin embargo, todo lo que pudo ser oro quedó en plata: para Jordi Arrese, superado por el suizo Mare Rosset en cinco sets, y para la pareja femenina formada por Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, que cayeron ante las norteamericanas Fernández.
Para redondear la noche mágica, hubo dos récords mundiales en los relevos norteamericanos de 4x100 y 4x400. En los 4x100, con un tiempo de 37.40 segundos, se rebajó en 10 centésimas la marca establecida por el mismo equipo en Tokio, hace un año. De esta forma, Carl Lewis obtenía su octava medalla de oro en tres Juegos y EE UU renovaba la primacía de la velocidad.
