El Atlético destroza a un Madrid patético
ALEX MARTíNEZ ROIG, El Atlético, por segundo año consecutivo, cierra la temporada como primer equipo de Madrid. Ganó la Copa del Rey con el mejor guión posible: en el Bernabéu y ante el eterno enemigo vecinal. Pero es que mató dos pájaros de un tiro. También por segundo año, dejó al Madrid a cero, sin ninguno de los tres títulos grandes que persiguió hasta el final. Y lo peor es que tres ex madridistas han colaborado en la ejecución: Martín Vázquez (Torino, Copa de la UEFA), Valdano (Tenerife, Liga) y Schuster (Atlético, Copa). El Atlético, con Schuster y Futre en plan estelar, dominó tan claramente el ritmo del partido que ;aún tuvo suerte el Madrid de no sufrir una de esas goleadas que quedan para la historia. Fue un Madrid patético, uno de los peores de los últimos 10 años.
El Madrid tocó fondo en Tenerife, pero ya venía jugando junto al precipicio toda la temporada. Anoche salieron a la luz, con toda su crudeza, las tremendas carencias de este equipo. El desorden fue total desde el principio en un equipo que ha perdido el rumbo y la confianza en sí mismo. Y ahí estuvo la clave del dominio atlético. Luis Aragonés plantó en el campo un equipo coherente, ordenado, con tareas bien claras para todos los hombres, con ilusión y con garra. Eso destrozó a un Madrid caótico.
El Atlético marcó muy pronto en un gran disparo de Schuster, y el Madrid perdió enseguida a Hagi, lesionado. Pero eso poco tuvo que ver con el caos madridista. En la defensa, Chendo, que perseguía a Futre, se encontró junto a Villarroya en el lateral izquierdo. Paradojas del fútbol: sobraba un lateral izquierdo y faltaba uno en la derecha, por donde Soler y Moya subían solos. En el centro del campo se pudo ver a Michel como interior derecho, como medio centro, como interior izquierda e incluso como lateral derecho. Corría mucho, se desesperaba, pero todo en un desorden ineficaz. Butragueño perseguía más el robo de balones que marcar goles, y Milla y Hierro eran un coladero. Un desastre.
El Atlético controlaba el partido con un equipo muy bien asentado en el campo y que presionaba a un Madrid que, a excepción de Michel y Chendo, parecía querer irse de vacaciones desde el primer minuto. Pero es que, además, el Atlético ponía esa rabia que hay que poner en una final. Sólo le faltó acierto en los últimos metros para irse al descanso con un 0-5. Oportunidades tuvo para ello: Moya lanzó fuera cuando estaba solo (m. 10); Buyo cometió penalti sobre Schuster que el árbitro no señaló (m. 24); y Schuster falló tras una gran jugada Manolo Tomás-Futre (m. 32).
Leo Beenhakker trató de solucionar el desastre cambiando a Villarroya -que ayer sobraba más de lo que es habitual- por Paco Llorente, al que situó junto a Butragueño, Alfonso y Luis Enrique en la delantera. El Madrid presionó más arriba y el Atlético se asentó atrás a la espera de dar un zarpazo. El partido cambió algo, y hubo momentos en los que el Madrid llegaba hasta Abel con cierta facilidad. Pero el penalti que Abel le detuvo a Michel (m.69) acabó con las pocas ganas de guerrear que tenían los jugadores madridistas.
El segundo título del Atlético confirma la eficacia de la unión de Futre y Schuster. El alemán ha puesto la cabeza y el portugués las piernas en un binomio mortal cuando, como ayer, está motivado. Más libre de responsabilidad, Futre se ha convertido en el factor desequilibrante. Ayer descolocó a toda la defensa del Madrid; marcó un gran gol y construyó dos jugadas sensacionales repletas de imaginación. Futre está en su madurez como extraordinario jugador, y puede llevar al Atlético a triunfos aún más importantes en el futuro.
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