Induráin conquista el Iiderato del Giro
Miguel Induráin acabó con 17 años de sequía y parece dispuesto a marcar una época en el ciclismo español. Diecisiete años transcurrieron desde que Francisco Galdós vistiera la última maglia rosa española. Nunca un ciclista español ganó el Giro. Y ése es uno de los objetivos de Induráin para 1992. Ayer no pudo disimular por más tiempo sus intenciones: respondió al primero de los 100 ataques que prodigará el incontinente Chiapucci y rompió el pelotón en dos pedazos. Víctima del la refriega fue el francés Marie, que perdió el liderato en favor de! Induráin. En la contrarreloj de hoy, su objetivo será poner tierra del por medio.
Michelone, como apodan en Italia a Induráin, tenía previsto vestir la maglia rosa a partir de las cinco de la tarde del miércoles. Las circunstancias le han obligado a un anticipo de 24 horas. Ya es el líder del Giro. Todas las previsiones se han roto, de momento, por exceso. La estrategia preveía colocar al francés Bernard como cebo y dejar a Induráin en un segundo plano para resguardarle de un desgaste excesivo. No tuvo efecto por una inoportuna lesión del francés. Sin Bernard, el planteamiento descansaba en intentar alcanzar el liderato hoy miércoles. Los acontecimientos avanzan con demasiada celeridad.De esa forma, una etapa destinada al duelo de sprinters dio lugar a una primera escaramuza y a un desenlace trascendental: uno de los favoritos alcanzaba el liderato. Ya no nay líderes de paja. Se ha terminado el interregno.
El Banesto proclamaba a los cuatro vientos la candidatura de Induráin durante gran parte de la jornada. Parecía una premonición. Se había formado un grupo de 25 corredores en cabeza cuya diferencia amenazaba las intenciones de Induráin para el miércoles; alguno de sus integrantes podía cosechar un par de minutos y defenderlos en la contrarreloj con cierto éxito. Había en el seno de este pelotón de bolsillo profesionales de todas las artes, entre rodadores, buscadores de fortuna, despistados, algún tímido sprinter y ciclistas de buena presencia no exenta de cierta clase. El trabajo de los corredores de Banesto sirvió para reducir diferencias hasta casi disolver semejante escapada que constituía una amenaza indefinida, sin nombres y apellidos. Y ese esfuerzo fue meritorio si se tiene en cuenta que hubo que vigilar los problemas con el cambio que sufrió Induráin durante algunas fases de la jornada; por dos veces hubo de cambiar de bicicleta el español.
El trazado de la etapa señalaba, por entonces, cuando el pelotón avistaba a los escapados, la existencia de un puerto de tercera a nueve kilómetros de la meta, una alteración digna de no ser tenida en consideración. Salvo, naturalmente, para el italiano Chiapucci, capaz de llevar la batalla a una conflagración generalizada, a un asalto casa por casa. Chiapucci saltó del pelotón con éxito. Lo suyo es no respetar ningún alto al fuego y por eso se ha granjeado la enemistad de los notables del pelotón internacional, que le tienen por un peligroso francotirador. Su intentona mereció la respuesta inmediata de Induráin y la reacción de los restantes favoritos. El pelotón digirió mal el conflicto y se partió en dos. Detrás quedaba agonizante Marie, un líder con los días contados.
"No va a cambiar mucho"
La escaramuza, dada la cercanía a la meta, tuvo sus consecuencias. La fundamental, puesto que los favoritos permanecieron juntos, fue permitir el acceso al liderato de Induráin. Éste, sin embargo, se mostró muy tranquilo: "No van a cambiar mucho las cosas por ésto", dijo. "El primer envite serio será hoy en la contrarreloj. En ella se van a empezar a clarificar las cosas. Pero estoy muy contento del trabajo del equipo. Al principio se rodó con tranquilidad, pero al final hemos sabido responder al ataque de Chiappucci. Y mañana [por hoy], a tope", señaló.
Cada cual obtuvo sus consecuencias de la primera refriega. Chiapucci, el provocador, se mostró optimista, fiel a su carácter extravertido: "Ha sido un ataque demostrativo. Sabía que era difícil obtener una ventaja, pero quería ver cómo reaccionaban otros. He visto bien a Induráin, pero no benissimo ". Entre el cómputo de declaraciones y contradeclaraciones, destacó una frase del norteamericano Hampsten: "He visto a Chioccioli en dificultades, pero a Fignon mejor de lo que imaginaba". Es un juego habitual en el ciclismo éste de esconder las cartas, jugar de farol o sembrar el desconcierto. Diríase que Chioccioli está tocado. Quién sabe si puso mala cara a conciencia.
La jornada de hoy, con una contrarreloj de 38 kilómetros, servirá para afinar un poco los pronósticos. La carrera está prevista como una oportunidad para calibrar las posibilidades del español. En teoría, es superior a todos sus rivales más capacitados para la montaña- en esa especialidad, por lo que las especulaciones se centrarán en la diferencia que obtenga. Si es alta, habrá algún aspirante que se encuentre cerca de los dos minutos de diferencia. Si es escasa o tiene una actuación decepcionante el viernes, con las primeras cumbres, sufrirá un asedio en toda regla.
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