_
_
_
_
EL PROBLEMA DEL AGUA

Sequía en el Riaño de los madrileños

El municipio inundado de pantanos piara la capital reclama agua para sus casas

Javier Casqueiro

J. C.Una plaga, una traición, una ambición, una esponja usurpadora. Así es como ven a los madrileños en Tamajón, a sólo 90 kilómetros, en la provincia de Guadalajara. Este municipio de 200 habitantes alberga tres pantanos del Canal de Isabel II y pronto acogerá otros dos. Los vecinos, que apenas rechistan, ven incluso beneficiosos los proyectos de ampliar la cisterna de agua de la capital de otra provincia y de otra comunidad. Sólo piden una cosa: que el progreso generado a sólo unos metros de sus casas no les olvide otra vez y que sus grifos tengan agua corriente.

La construcción de dos nuevas presas para Madrid en Tamajón y en El Campillo, dos ayuntamientos situados al noroeste de la provincia de Guadalajara, es un hecho, y en los pueblos afectados todavía no hay montada la habitual coordinadora de vecinos que gestione la oposición a este tipo de proyectos. Están en ello, pero la suya será una oposición "con la boca pequeña".Los vecinos de Tamajón, 215 censados en cuatro núcleos (Tamajón, Almiruete, Muriel y Palancares), no tienen demasiada información sobre lo que va a suceder en su entorno. Una zona de alto interés paisajístico que se encuadra oficialmente en la ruta de la arquitectura negra alcarrefia. Ni siquiera está claro que alguno de estos pueblos, fundamentalmente Almiruete (60 casas, cinco habitadas entre semana), vaya a desaparecer anegado por los embalses. Eso no importa.

No incordiar

Ni Auspicio, uno de los residentes más asiduos, ni Gonzalo Serrano, el presidente de la junta de aguas local, están por la labor de incordiar a la Confederación Hidrográfica del Tajo, que será el organismo responsable del proyecto: "Que hagan la presa, pero que los beneficios reviertan en el pueblo". "Un 2%", pide Serrano.

Cualquier cosa o persona que se acerque por Tarnajón será bien recibida. No importa que sea un estresado madrileño, un pantano, una carretera, una línea de autobús, una beca de estudios, Elena Santonja, Paola Dominguín -le gusta pasar aquí los fines de semana-, un médico, un maestro y hasta el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono,

Cualquier cosa que huela a progreso o les rescate del olvido en que dicen permanecer desde hace lustros tiene que ser buena por narices. Así lo reconocen el alcalde, Eugenlo Esteban de la Morena, del PP, sus compañeros en la corporación (tres de cuatro concejales) y las fuerzas vivas del pueblo: la cartera, el cura, la asistente social y Emilio, el que todo lo arregla. De la Morena no quiere saber nada de protestas ecologistas, valora el paisaje de su municipio y le resta importancia a su fauna.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El alcalde carga las culpas del negro panorama del agro de Guadalajara en el socialista José Bono y en la Junta de Castilla-La Mancha, pero la Diputación Provincial, gobernada por el PP, tampoco se salva. Sobre los visitantes madrileños y los autóctonos que regresan esporádicamente tiene buena opinión -"dejan dinero"- y también mala -"vienen un día y quieren gobernar lo nuestro"- Políticamente no duda: estaría dispuesto a convocar un referéndum para segregarse de Guadalajara.

De la Morena piensa que la Comunidad de Madrid y el Canal de Isabel 11 tratarían mejor a Tamajón y que habría agua a destajo. Las banderas autonómicas de los carteles del Canal, sin embargo, están atacadas de pintadas que superponen las iniciales GU de Guadalajara. "Es por orgullo", dicen.

Los cuatro deseos

En un municipio rodeado de pantanos, los tres actuales ocupan una superficie de 300 hectáreas, y los dos nuevos pueden inundar otras 1. 500. El problema se llama, sobre todo, sequía. Se quejan los agricultores, pocos, y las amas de casa. En Palancares, otro barrio, hay conducción, pero falta, hasta los extremos más imprescindibles, el líquido elemento. "Los jóvenes se marchan y el campo se muere, esto es una desgracia", sentencia el alcalde.

Los vecinos de Almiruete, el pueblo de Tamajón más ameriazado por el pantano a construir sobre el pequeño azud del pozo de los Ramos, piensan fundamentalmente en sacar partido a las expropiaciones.

El último proyecto del que se tiene conocimiento en el Ayuntamiento de Almiruete sitúa la orilla del futuro embalse sobre las casas más bajas. El alcalde aglutina las reivindicaciones de todos en cuatro deseos: que el Canal de Isabel 11 cree empleo para los lugareños, que resuelva el problema del agua en la zona, que cambie de sitio una línea eléctrica que cruza un sabinar y que haga una carretera de seis kilómetros de la que todo el mundo se desentiende.

Las presas costarán entre 15.000 y 20.000 millones de pesetas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_