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En huelga de hambre por las orejas

Un pintor comienza una protesta para denunciar el destrozo de dos cirujanos plásticos

Pero ¿cómo tenía usted las orejas antes? "Pues así como usted" (quien pregunta tiene las orejas un poco de soplillo).Ahora, los pabellones auriculares de este pintor de 40 años, natural de Jerez de la Frontera (Cádiz), son asimétricos. Según los informes médicos, la oreja derecha presenta necrosis (muerte de un tejido), perfil en forma de ondulación, fractura del cartílago que lo deja a picos y dolor por los cortes excesivos en la piel. Ambos lóbulos muestran cicatrices. El informe de un psiquiatra señala: "En el plano psíquico, el paciente ha quedado oculto por problemas físicos". "Tengo una depresión que no me la quito de encima. Vivía en Zaragoza, y, desde que me pasó esto, hace más de tres años, no he vuelto a aparecer de la vergüenza".

El pintor jerezano pide dos cosas: que el fotógrafo no enfoque las orejas -"mi familia y mis amigos no han visto cómo me han quedado"- y que no se publiquen sus apellidos.

La pesadilla empezó para Jesús A. Ruiz -"desde entonces no puedo vivir" (por el complejo), "ni dormir" (por el dolor al apoyarse sobre la almohada), "ni pintar" (por la obsesión)en septiembre de 1988, cuando el doctor de cirujía plástica Mauricio Mariona le operó dos veces en Zaragoza. "El resultado fue un desastre". Vino a Madrid para intentar arreglar el estropicio y, en febrero de 1989, le operó el doctor Vicente del Pino. "Me dijo que en 10 minutos el problema estaría solucionado".

"Desde entonces" cuenta Jesús, "ninguno de los dos se ha hecho responsable, y, como única solución para la búsqueda de otro especialista, Vicente del Pino, un yuppy de la medicina, me dijo: 'Me desborda el problema. Nadie quiere coger ese puro. Con otra operación te arriesgas a quedarte sin oreja".

Jesús tiene grabadas las conversaciones con varios cirujanos plásticos; entre ellas, ésta con el doctor Del Pino. Y aún le queda humor para buscar en ellas declaraciones antológicas: Uno le aconseja practicar yoga; otro, cortar el nervio porque sólo lo necesitan los animales que mueven las orejas. Y otro, muy conocido, le pide 250.000 pesetas por un informe, pero le advierte: "Me lo trae en dinerito, nada de cheques ni facturas, no quiero saber nada con Hacienda".

El doctor Mauricio Mariona, profundamente dolido, dice: "Operé a este señor hace muchos años y nunca me reclamó nada". ¿En 1988? "No me acuerdo. Pero llevo 20 años de prestigio profesional, y nadie va a conseguir tumbarme. Esta profesión te hace tratar con pacientes muy especiales, como este señor. No quiero pronunciarme. Diríjase a mi abogado".

Cansado de "la cara que le echan estos señores", Jesús presentó hace un año una querella criminal. Ahora se ha plantado con una pancarta en las calles de Madrid, y en huelga de hambre.

Al fin encontró a un médico estadounidense afincado en Buenos Aires que le podía arreglar sus maltratados apéndices auditivos. Todos sus empeños miran ahora hacia ese viaje que le libere de su complejo y de una vida que gira obsesivamente en torno a dos orejas.

¿Por qué se operó? "Pues, ya ve, esas tonterías de la vida. No se opere nunca, de verdad, le quedan graciosas".

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