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Bush cumple la promesa que hizo a los árabes en la guerra del Golfo

Antonio Caño

El presidente norteamericano, George Bush, podrá cumplir finalmente la promesa que hizo a los países árabes para involucrarlos en la guerra contra Irak: convocar una conferencia de paz sobre Oriente Próximo en la que el tema más importante a tratar será el conflicto palestino.

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El secretario de Estado norteamericano, James Baker, ha peleado durante meses contra la intransigencia de Israel, las presiones de Siria y las condiciones de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) para celebrar una reunión que se había convertido en una prioridad casi obsesiva de la política exterior de la Casa Blanca.El próximo día 30 en Madrid Bush quedará, por fin, libre de ese compromiso. Cuando, en compañía del presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, inaugure solemnemente la conferencia de paz sobre Oriente Medio, podrá dar por cumplida su palabra y dejará a los árabes e israelíes frente a frente por primera vez en la historia.

Antes de Bush, sólo el presidente Jimmy Carter había conseguido concluir con éxito una gestión de paz en Oriente Próximo al hacer posible un histórico acuerdo entre Israel y Egipto en 1979 en Camp David.

El éxito de Bush es todavía tan precario que el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, tuvo que reconocer ayer al anunciar la conferencia de Madrid que todavía no están perfectamente atados los cabos para que todas las partes implicadas acudan a la capital española, y no descartó problemas de última hora.

James Baker anunció desde Jerusalén la convocatoria de la reunión apenas una hora después de declarar que sus conversaciones con los dirigentes israelíes no habían conseguido superar todas las diferencias existentes entre Washington y el Estado judío.

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El Gobierno norteamericano se ha decidido por la convocatoria ante el riesgo de que un mayor retraso impidiese definitivamente la celebración.

El presidente norteamericano manifestó ayer en una declaración por escrito que "el objetivo de este esfuerzo es nada menos que un arreglo justo, amplio y final del conflicto árabe-israelí". Bush explicó que estaba interesado en "negociaciones directas en dos vías entre Israel y los estados árabes, e Israel y los palestinos sobre la base de las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad".

El reconocimiento de la vigencia de estas resoluciones, que garantizan el derecho a la existencia del estado de Israel y insisten en el principio de paz por territorios, había sido exigido por los árabes en el marco del respeto a las normas de la ONU defendido por Bush durante la Guerra del Golfo.

Según los planes adelantados por la Casa Blanca, Bush estará un solo día en Madrid, que aprovechará, además, para entrevistarse con Gorbachov. Después, la delegación norteamericana quedará encabezada por el secretario de Estado. El Gobierno norteamericano comenzará desde hoy a enviar las cartas de invitación a todas las partes, incluida una delegación jordano-palestina.

Las primeras reacciones en Washington coinciden en considerar esta convocatoria como un triunfo de Bush, aunque para ello haya tenido que pasar por el peor momento de tensión que se recuerda en la historia presente en las relaciones entre Estados Unidos e Israel.

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