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González dice que Alemania "apuesta" por Europa

Felipe González dio ayer un voto de confianza al compromiso de Alemania con la integración europea cuando surgen voces en otras capitales del Viejo Continente, y hasta en el mismo Gobierno español, que denuncian el empeño de Bonn por estrechar lazos con sus zonas de influencia tradicionales, recién salidas de la órbita soviética, en detrimento de la construcción de la Comunidad Europea. González celebró que Holanda haya retirado su propuesta sobre la unión monetaria, que establecía la Europa de dos velocidades.

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Ante la desintegración del imperio soviético, González tiene la misma reacción comprensiva que tuvo hace dos años, cuando se vislumbró la inminencia de la unificación alemana tras la caída del muro de Berlín, pero esta vez su posición se sitúa más a contracorriente aún que en 1989.González dio ayer una larga conferencia de prensa, la primera desde el fracaso del golpe de Estado en la URSS, hace 25 días, al término de sus 16 horas de estancia en París que empezaron con una cena, el viernes por la noche, con el presidente François Mitterrand, y concluyeron ayer con un desayuno de trabajo con el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.

"Más allá de las especulaciones, lo que puedo decir", recalcó el jefe del Gobierno, "es confirmar que la voluntad de la representación política de Alemania es profundizar la construcción de la Comunidad y encontrar también un mecanismo que dé respuesta a los desafíos del este del continente". "Alemania está en eso: tiene su apuesta política y económica en la construcción y profundización de la CE. "Algunos dicen que tiene otras preocupaciones". "Sin duda, porque la geografía es bastante inexorable".

A pesar de que dio por descontado que el jueves próximo, cuando viaje a Bonn para entrevistarse con el canciller Helmut Kohl, "comprobaré que nuestra relación con Alemania es una buena relación y lo va a seguir siendo", el presidente español se permitió una velada crítica a la actuación de la diplomacia alemana, encabezada por Hans Dietrich Genscher., de cara a la crisis de Yugoslavia.

"Hay que dar una oportunidad a la conferencia de paz" que se desarrolla en La Haya y, en una clara alusión a Genscher, afirmó que "algunos no lo hacen porque tienen en ello intereses nacionales" y chantajean con que "si no se hace tal cosa yo haré tal otra". El titular de Exteriores alemán amenaza casi a diario con reconocer la independencia de Eslovenia y Croacia si los serbios no deponen su actitud.

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¿Ha dejado de existir el eje París-Bonn, motor de la Comunidad? "Si hay un desencuentro (franco-alemán) sería muy grave", advirtió el jefe del Ejecutivo, y por eso "espero que se mantenga el entendimiento". Aprovechó la ocasión para tildar de "demagógico" al líder popular, José María Aznar, que el viernes denunció en París el seguidismo español respecto a Francia." "(...) ¿España no es tan clave como Francia en la CE?", se preguntó a sí mismo. "Pues no", se autocontestó, "m históricamente ni actualmente". "En el futuro se verá". "Eso es decir las cosas sin demagogia".

Además de Genscher, González criticó, sin nombrarle, al primer ministro británico, John Major, cuando denunció a aquellos que anteponen la ampliación de la CE a las nuevas democracias orientales en detrimento de la profundización de la unión. Esta argumentación esconde "otras posiciones pensadas para otro fin", aseguró, dando a entender que Major defiende así la instauración en Europa de una gran zona de libre cambio prácticamente carente de una vertiente política.

Riesgo de retroceder

"No hay condiciones para que la adhesión (de las democracias orientales) se produzca", recalcó justo después de que Delors se expresase en términos parecidos. "El debate sobre profundizar o ampliar es absurdo", comentaba el jefe del Ejecutivo europeo, "porque si no se profundiza la construcción europea, se caerá como un castillo de naipes y no servirá a las nuevas democracias" a las que será mucho más útil, dijo González, una Comunidad que haya rematado su integración.

El dilema que atraviesa la CE no está, advirtió el presidente español, en ir adelante o quedarse paralizada, sino en avanzar o deshacerse. "Si no se llega a un acuerdo en diciembre (para culminar la unión política y la económica y monetaria)", subrayó, "no estaremos en el futuro ante la Comunidad tal y como es hoy". "El riesgo de deterioro de lo que hay ya hecho es muy alto". "(...) es el riesgo de entrar en una dinámica de marcha atrás del actual acervo comunitario". "Yo apuesto porque se va a llegar a un acuerdo" en la cumbre europea de diciembre en Maastricht, vaticinó González.

Reiteró su crítica por su "falta de ambición" al proyecto de la presidencia holandesa sobre la unión política, que es especialmente "tímido" en materia de política exterior y de seguridad común. Celebró también que Holanda haya retirado su propuesta sobre la unión monetaria. Confirmó que España no la veía con buenos ojos porque introducía las dos velocidades, aunque él sí acepta derogaciones para aquellos Estados que en 1997 o 1998 no reúnan las condiciones económicas para dar el salto hacia la última fase de la unión.

González lamentó, por último, las "dificultades para encontrar interlocutores" en la URSS y poder así suministrarle ayuda alimentarla o Financiera, como el crédito de 150.000 millones de pesetas que le ha concedido España. "No se encuentra el mecanismo para saber cómo funciona eso y esto no se puede arreglar desde fuera". Pidió que EE UU y Japón hagan un mayor esfuerzo para ayudar a la URSS, porque la CE hace ya "hasta siete veces más que todos los demás".

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