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Los sindicatos ratifican su rechazo al pacto social en su primera reunión con el Gobierno

La primera reunión entre el Gobierno y los sindicatos para negociar el pacto de competitividad sólo sirvió ayer -en palabras de Nicolás Redondo- "para despejar ambigüedades". Por si quedaba alguna duda, las dos centrales mayoritarias -UGT y CC OO- ratificaron "con pesimismo" su total rechazo al plan de competitividad del Ejecutivo. La patronal CEOE, en cambio, aseguró que se prestan a negociar "por un sentido de solidaridad y responsabilidad", según destacó su presidente, José María Cuevas.

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Gobierno, sindicatos y patronal se concedieron ayer tres semanas y media para romper unas negociaciones que ya ayer se "ratificaron" como inviables desde el punto de vista sindical. Las centrales sólo aplaudieron la propuesta del Gobierno de imponerse el mes de julio como plazo antes de hacer pública la imposibilidad de un acuerdo, y dejaron una puerta abierta para ulteriores negociaciones, ya en mesas sectoriales. Éstas últimas, de llevarse a cabo, deberían cumplir una condición básica: el método de trabajo sería idéntico al de la primera fase de la concertación en 1990.La CEOE también respaldó la negociación a plazo fijo. José María Cuevas, a media tarde, fue más explícito. "Mejor sería dejarlo claro en lo que queda de noche". Pero la patronal no está dispuesta a aceptar una de las características de la concertación del año pasado: las negociaciones a dos bandas.

La condición de la CEOE para participar en las negociaciones es que Ios temas se discutan en una mesa con carácter tripartito". Esto no impide, según Cuevas, que las cuestiones que sólo afectan a empresarios y trabajadores -es decir, el pacto de rentas- no puedan discutirse sin la presencia del Ejecutivo.

El ministro de Economía, Carlos Solchaga, aseguró ayer que el Gobierno está dispuesto a dar garantías sobre lo que se pacte, a actuar sólo como un fedatario público de lo que acuerden empresarios y sindicatos, o a quedar fuera como mero espectador. En resumen: "Haremos lo que quieran si llegan al pacto". Y si aún con tal actitud fracasan, añadió Solchaga, "el Gobierno no va a dramatizar ni a buscar culpables".

Pero si el único punto de acuerdo, después de las reuniones de ayer, es que en julio se decidirá si hay partida o se rompe la baraja, lo que no quedó tan claro es quién ni cómo ha de romperla para que no haya ni vencedores ni vencidos.

Una de las pocas cosas que sí parecían claras es que nadie quiere adoptar el papel de intransigente. Redondo y Gutiérrez apuntaron que ésa es la actitud de la patronal y del Gobierno. Cuevas aceptó negociar incluso los mecanismos "para que la mayor parte de los beneficios se reinviertan", aunque no el control de los beneficios "pues eso va en contra de la CE y de la Constitución". Solchaga, por último, aceptó que se abran otras mesas si su pacto fracasa, y se percató de que "eso ya no sería el pacto social de progreso".

Aún sin intransigencias, tanto UGT como CC 00 elevaron ayer a la categoría de "irrenunciables" la desaparición de los contratos de fomento de empleo y la garantía de que "buena parte de los superbeneficios empresariales se invertirán en la creación de empleo". Un segundo escollo para las negociaciones -que de forma tripartita comenzarán hoy- es que los representantes sindicales exigen el cumplimiento de las ofertas que diferentes foros y con distinto énfasis- ha puesto sobre la mesa el ministro de Economía.

Gutiérrez puso especial énfasis en este aspecto. A su juicio, Solchaga se ha retractado y ya no está dispuesto a ofrecer una mejora de dos puntos de poder adquisitivo a los trabajadores, "sino que habla de 1,5 puntos". Redondo añade que, tal mejora, además, debe extenderse ineludiblemente a los pensionistas y a los desempleados. El ministro replica que nunca ha adquirido ningún compromiso ni sobre una mejora de dos puntos en el poder adquisitivo de los salarios ni sobre una de 1,5 puntos. "Era sólo un ejemplo", aseguró al referirse a su intervención en el Parlamento.Las responsabilidades

El tercer escollo es el reparto de responsabilidades. Las centrales adelantaron ayer que, para después del verano, "están abiertas a iniciar un proceso de diálogo más sereno". El contenido, además, podría ser similar al plan del Gobierno, pero eso ya no sería firmar "un cheque en blanco".

El contenido "irrenunciable" de esas ulteriores reuniones incluye algunas propuestas del plan del Ejecutivo, como la universalización de la cláusula de revisión para los salarios o el control de los beneficios distribuidos, pero en ambos casos con rango de ley.

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